Resumen
El suisame es un sushi estilo nigiri hecho con aleta de tiburón, pero a diferencia de otros sushis, este es capaz de rotar sobre su eje horizontal y no el vertical (por eso su nombre que mezcla los kanjis de “horizontal” y “tiburón”). También esta clase de sushi es capaz de usar su giro para impulsarse en el aire y flotar. No es inusual que utilice los sushis como proyectiles para incapacitar a un no-sushiblader, pero ninguno es capaz, en mis conocimientos, de mantenerse en el aire de manera sostenida como lo hace el suisame.
El ingrediente que utiliza es inusual, la aleta de tiburón no destaca por tener un sabor especial, de hecho, es insípida por si sola; y, hablando éticamente, representa un riesgo para las especies de tiburón el comercio de este ingrediente por su pesca indiscriminada. Para que la aleta obtenga sabor debe ser preparada con diferentes caldos. Pero lo que le da realmente sabor es el “deseo de venganza” del tiburón con el cual se obtuvo el ingrediente (ver Episodio para más información).
Uso en el Sushiblade
Ataque
Defensa
Velocidad
Resistencia
Peso
Maniobrabilidad
El poder penetrante del suisame es tan potente que es capaz de destrozar a cualquier sushi que no tenga una resistencia envidiable. Intentar escapar de él tampoco es una opción por su gran velocidad como la de un tiburón cazando a su presa. Si esto no suena ya lo suficientemente aterrador, su capacidad sobrenatural que le permite lacerar es capaz de destrozar el sushi rival fácilmente.
Pero no está exento de problemas. Para empezar, no es un ingrediente especialmente accesible en Japón (en otros partes de Asia donde es más común su consumo como China lo sería más), por lo que para varios sushibladers resultaría más accesible y recomendable preparar otros tipos de sushis. Segundo, el sushiblader y el sushi necesitan de tener una conexión más íntima con el mismo para su correcto control. Esto significa que el sushiblader debe tener una apreciación o gusto por los tiburones profunda, o por lo mínimo con el tiburón del cual se extrajo el ingrediente, lo cual agrega otro problema a nivel emocional. Otra opción es que el tiburón al momento de la muerte tenga un gran odio o deseo de venganza para que la aleta obtenga un gusto especial. Por lo que obtener el ingrediente adecuado es algo muy difícil, por no decir único.
El suisame abriría un mundo del combate tridimensional de sushi con su capacitar de flotar. Pudiendo permitir la creación de nuevos ataques y técnicas desde no solo las cuatro direcciones cardinales, sino también desde arriba y abajo. Aunque esto estaría limitado a combates contra el mismo suisame, lo que le quitaría algo de variedad a los enfrentamientos, y solo pocos podrían conseguirlos por todos los problemas ya dichos. Pero hay quienes están dispuestos a llegar muy lejos para conseguir el sushi más fuerte, por lo que espectacularidad de los mismos no sería despreciable.
Otros Usos
Defensa personal y asesinato. El suisame es perfectamente capaz de herir de gravedad a una persona por sus atributos, atacar desde los 360 grados y detener proyectiles.
Episodio
Cuando fui de vacaciones a Cancún, por las casualidades de la vida, conocí a un sushiblader mexicano. Su nombre era José, era hijo de japoneses que emigraron a México y hablamos un poco de lo que era ser un sushiblader en América. Él era cortes y algo modesto. Me comento lo complicado de la situación del sushiblade en México; había muy pocos bladers en el país y la gente le interesa poco en esa parte del mundo aprender el arte del sushiblade. Hubo un momento de popularidad al principio de la década de 2010, pero muy pocos fueron aptos para ser verdaderos bladers. Luego me contó que había desarrollado un nuevo sushi, uno que cambiaría todos los paradigmas conocidos. Yo, impulsado por mi curiosidad, quise verlo.
José me invito a su dojo y allí me mostró a Felipe, el primer y único suisame que existía en ese momento. Allí, me demostró las capacidades de su sushi en combate. Felipe destrozó el California Roll que me había prestado mi anfitrión en un segundo. Quede muy sorprendido de la gran potencia de ese sushi mientras comía los restos de mi derrota. Pero el California Roll es muy básico en cuanto a atributos y desconocía como había sido preparado el que me había entregado. Para asegurarme que no fuera un truco, le propuse un desafío de verdad.
Saque uno de mis propios sushis (uno no puedo salir de casa sin su equipo de sushiblade en la mano), un gunkan hecho con caviar de Kalix. Una de mis mejores obras, y más caras, cuyo nori era impenetrable, capaz de aplastar sushis especializados en el ataque potente y rápido como el suisame.
Cuando iniciamos a combatir, estuve confiado de que mi gunkan iba a soportar el ataque del suisame y lo derrotaría agotando su giro. Mi sushi resistió la primera embestida y la segunda. La tercera hizo que el nori se empezara a romper. No tuve tiempo para actuar antes de que la cuarta embestida destrozase a mi gunkan. Quedé boquiabierto. Ese sushi estaba a otro nivel.
Discutimos sobre las posibilidades de llevar su sushi a Japón y él me contó de su problema principal: el vínculo extremadamente fuerte necesario para su correcto control. Eso me desanimó un poco, pero me dijo que era posible construir ese vínculo con los tiburones y que él encantado estaría dispuesto a enseñar a querer y amar a los tiburones a todos los bladers que estuvieran dispuestos a recorrer ese camino. Aunque me pareció algo rara la propuesta, mucha gente está dispuesta a hacer muchas cosas para obtener el sushi más fuerte. Aunque no sabía cómo podías convertirte en amigo de un tiburón y luego matarlo para sacarle las aletas.
De repente, alguien abrió la puerta del dojo de una patada. Al observar, encontramos a un hombre musculoso con shorts y una camiseta con un estampado de un puño. El desconocido entró al dojo con un aire amenazante. José, poniéndome una mano en el hombro, me recomendó que me apartase, que lo que iba a ocurrir era algo exclusivo entre él y el desconocido. La seriedad de su voz y su expresión no me daban más lugar a obedecer a mi anfitrión y me limité a observar el combate a un costado.
José y el desconocido se encontraron en el centro del dojo. El extraño le sacaba una cabeza a mi anfitrión y sus bíceps eran masivos, cubiertos por cientos de cicatrices, y traía consigo el olor del mar. Un aire de peligro rodó a ambos hombres que se analizaban en silencio. El extraño fue quien rompió el silencio.
Desconocido:Tu eres el simpatizante, ¿no?
José: Sí, tu debes ser uno de esos brutos del Centro, ¿o me equivoco?
Desconocido: No.
José: Ya veo. ¿Me permitiría saber su nombre?
Desconocido: ¿Para qué? Voy a golpearte tan fuerte que no serás capaz de recordarlo, por no decir que estarás muerto.
José: Por favor, insisto.
Desconocido: Mmm… Ethan.
José: Bien bien, señor Ethan, mi nombre es José Takanaka y hoy su sangre va a derramarse en este dojo.
Ethan: Palabras muy grandes para un palo como tú.
El hombre cuyo nombre era Ethan levantó sus grandes puños, mientras que José reveló a su sushi Felipe sostenido por dos palillos en una mano y una taza de té en la otra. Iba a ser un combate del hombre contra el sushi. Con el gran grito de “HEY RASSHAI” inicio la contienda.
Rápidamente, Felipe fue volando contra el hombre que intentó interceptar el sushi de un puñetazo. Felipe esquivó el ataque y con su giro horizontal desolló el brazo derecho de Ethan desde los nudillos hasta el hombro. Él gritó de dolor mientras una cascada de sangre caía de su larga herida. Ethan, con una expresión de gran furia, intento acercarse a José, pero fue detenido cuando Felipe lo cortó en las pantorrillas; cayendo de rodillas.
José: ¿Qué ocurre pugilista? ¿No puedes contra un simple sushi?
Ethan: ¡¿QUÉ?!
La confusión de Ethan era bastante clara. ¿Acaso no conocía que era el sushiblade?
José: Sí, un sushi hecho con aleta de tiburón. ¡Felipe, el Suisame! ¡El sushi que te desgarrará con gran venganza, pugilista!
El hombre se puso de pie de un salto intentando llegar lo más rápido posible hasta José, pero Felipe apareció con rapidez para defender a su amo. Ethan pareció darse cuenta del ataque del sushi e intentó atraparlo con las manos. Parecía absurdo, pero fue capaz de atrapar en el aire al suisame. Pero no le sirvió de nada. Con una tormenta de sangre, Felipe atravesó el agarre del hombre y fue directamente contra su cuello. En un reflejo instintivo, Ethan logró esquivarlo, pero no sin perder la carne de su trapecio izquierdo en el proceso.
La sangre de Ethan estaba pintando de rojo el suelo del dojo. Pude ver con asombro y asco la carne viva de su mano izquierda mientras Ethan gemía en el suelo y veía con estupefacción sus heridas. Mientras tanto, José se reía con prepotencia de su oponente. Una risa que no parecía del hombre amable y humilde de hace unos minutos atrás.
José: ¡JAJAJA! ¡¿Qué ocurre pugilista?! ¡¿No ibas a golpearme?! ¡IDIOTA! Apuesto que tu pequeño cerebro no puede entender lo que ocurre, así que te lo voy a explicar por qué soy amable. Lo que ocurre es que mi sushi gira a tal velocidad que es comparable a un taladro industrial. ¿Y crees que puedes detener un taladro industrial con las manos desnudas? ¡TONTO! ¡MIL VECES TONTO! ¡JAJAJA!
Ethan entonces levantó su puño y con gran fuerza golpeóo el suelo, destrozándolo. Tomó uno de los escombros y se lo arrojó a José. Felipe destrozó la roca en el aire sin problemas; José ni se inmutó. El pugilista, como lo llamó José, le arrojaba piedras con la esperanza de golpear al blader a distancia, pero todas las piedras eran detenidas por los ataques voladores de Felipe, apenas unos guijarros inofensivos golpeaban a José.
José: Que patético te ves. Un final apropiado para alguien como tú, cavernícola que solo piensa con los puños. Tu y los tuyos son seres despreciables y patéticos. Golpean a los inocentes tiburones que solo quieren nadar en paz por las grandes aguas del mar. Son unos infelices. Ustedes golpearon a Felipe hasta matarlo en su malicia. Era un inocente tiburón que nunca le hizo daño a nadie. Pero ahora yo, Felipe y todos los tiburones que asesinaron a sangre fría obtendrán su venganza. ¡Con el sushi hecho con su carne y saborizado con nuestro odio destruiré hasta los cimientos su mugroso centro de golpeo y libraré al mundo se inmundicia!
Ethan: ¡CÁLLATE YA!
El pugilista gritó con un tono muy irritado, interrumpiendo el discurso de venganza de José.
Ethan: ¿Qué estupideces dices? ¿Quién te preguntó? Yo no lo hice y ese otro tipo de allí tampoco. ¿Te digo por qué? Porque a NADIE le importa las razones de un nerd simpatizante de los tiburones como tú. Cuanto te alcance, te voy a golpear en la cara y te la voy a arreglar al igual cómo lo hicimos con la perra de tu tiburón.
La cara de José se puso roja de la rabia
José: ¡MUEREEEE! ¡ATAQUE ESPECIAL: MIL TAJOS DE MIL DIENTES
Felipe entonces empezó a atacar desde todas las direcciones al hombre, cortando y desgarrando su carne con gran venganza. Ethan apenas podía cubrirse ante esa brutal lluvia de cortes. Parecía que el combate había terminado y que el sushi una vez más se alzaría victorioso sobre el hombre, pero el pugilista no se rindió. Ethan se paró bajo la tormenta de dientes, cubierto de sangre y con la ropa destrozada, desafiante ante José. Esa insolencia no la pudo tolerar el sushiblader.
José: ¡MÁTALO FELIPE! ¡AL CUELLO!
Felipe salió disparado como un tiburón a punto de devorar a un pez desprevenido. Ethan no se movió de su sitio, abriendo los brazos para recibir el ataque. Una vez más, a pesar de su velocidad, Ethan logró atrapar el sushi en el aire. José se rio. Intentar detener el ataque de Felipe había quedado claro que era imposible.
Pero lo imposible ocurrió.
Pasaron segundos y la carótida del pugilista no había sido abierta con violencia. Entonces Ethan abrió su mano izquierda y de ella cayó sangre, piel y restos de sushi. Nuestros ojos se abrieron como platos. No entendíamos qué había pasado ¿Cómo ese hombre había logrado superar el poder del suisame?
Ethan: Arrojar piedras sirvió de algo.
Luego de ese comentario, caímos en cuenta de la verdad. Ethan no había arrojado las piedras para intentar herir a José, ¡sino para reducir la velocidad de giro de Felipe y poder detenerlo con sus manos! ¡Había provocado a José para que realizara un ataque directo que sabía que podría detener!
José cayó hacia atrás sin poder creer que Felipe hubiera sido derrotado.
José: Imposible ¡Imposible! Imposible que alguien como tu hubiera derrotado a Felipe ¡Felipe es invencible! ¡Imposible! ¡Imposible!
José había enloquecido ante la derrota al no poder aceptarla. Ver como un sushiblader caer en ese estado es bastante triste, sobretodo si antes eran amigos tuyos. Una vez que caes de ese modo, levantarse es casi imposible. Parecía el fin para José. Pero los milagros no terminaron ese día.
Una nube dorada empezó a formarse frente a José. Ninguno de nosotros entendía qué estaba ocurriendo. La nube dorada empezó a aumentar de tamaño hasta tomar la forma de un pequeño tiburón.
José: Fe- ¿Felipe?
Felipe: Amigo mío, no te rindas.
Dijo la nube sin que pudiéramos dar crédito a lo que éramos testigos.
Felipe: Tal vez hoy vayas perdido, tu sushi no pudo superar el desafío. ¡Pero no te rindas! Perder una batalla no es perder la guerra. Tú aún tienes un camino que recorrer como sushiblader. Ya sea como un vengador o un héroe, quiero que te levantes y llegues hasta la cima. Quiero que mi amigo pueda convertirse en el mejor sushiblader que pueda ser.
José se levantó, seguro y en alto frente al espíritu de Felipe, siendo iluminado por una luz casi celestial. La motivación para seguir a delante de José había vuelto y sentía que estaba frente al inicio de una leyenda en el mundo del sushiblade. Pero eso no duró.
Ethan con un movimiento de gran potencia deshizo la nube dorada, haciendo desaparecer a Felipe. De un momento a otro, la luz del lugar se extinguió, creando una sombra que cubrió al hombre bañado en su propia sangre.
Ethan: Que montón de pendejadas.
El desprecio que cargaba la voz de ese hombre hizo que se me erizara la piel.
Ethan: ¿“Seguir adelante y ser el mejor”? ¿“Levantarse y llegar a la cima”? Qué estupidez. Los simpatizantes como tú solo pueden aspirar a ser pugilizados. Porque, ni ustedes ni los tiburones pueden soñar en superar la excelencia de la especie humana. ¡Y la fuerza de los puños del Shark Punching Center!
Con gran odio, Ethan lanzó un puñetazo contra la cara de José. El sonido que generó con el golpe fue tan grotesco que no puedo describirlo. José fue mandado a volar contra el otro extremo del dojo, impactando con violencia contra el muro, dejando una mancha de sangre en el mismo y cayendo al suelo inerte.
Ethan, luciendo tan grande como un Oni tras salir de una masacre, suspiró con gran fatiga. Entonces él se volteó a verme y me hizo una pregunta:
Ethan: Tu… ¿Eres un simpatizante de los tiburones?
Estaba asustado y no tenía ningún sushi para poder defenderme a la mano. Dije “no” rápidamente con gran fervor.
Ethan: Mmm… Hoy te salvas.
Fue todo lo que me dijo antes de abandonar el dojo con un paso cojo, dejando charcos de sangre tras de sí.
Llamé a una ambulancia. Los paramédicos me dijeron que podían hacer nada por José, su cráneo había sido destruido. El único consuelo que me pudieron dar es que él no habría sufrido, teniendo una muerte instantánea.
Cuando volví a a Japón lo primero que hice fue intentar replicar el suisame. Lo que obtuve fueron copias baratas con un poder mediocre y que ni siquiera podían imitar el giro horizontal de un verdadero suisame.
Me llena de tristeza pensar que este sushi se haya perdido ya que no habrá otro José que pueda entablar una conexión como lo hizo con Felipe. Este es un mundo oscuro verdaderamente.
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