Inolvidable, Eso Es Lo Que Eres
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"El, he terminado."

Lyn Marness tiene más de noventa años y no se ha levantado totalmente en diez. Durante su juventud había sido tan alto como una torre, dos metro de alto y con una constitución de boxeador. Casi nadie que conociese era capaz de mirarlo directamente a los ojos, al menos para decirle "No". Con el paso de los años, la enfermedad lo ha ido consumiendo. Se siente como si viviera en el fondo de una profunda bañera, todos los que lo conocen lo miran desde paredes resbaladizas e inescalables, ninguno de ellos capaz de agacharse para ayudarlo. Ha pasados sus últimos meses arrugádose en una cama como una araña moribunda, su color cambiando al de un cadáver antes de tiempo. Hubiera sido tolerable si se hubiese vuelto loco, pero recuerda lo que solía ser: alguien enérgico, un líder. Solía ser capaz de alterar el curso de terribles acontecimientos para mejor, de obtener justicia. Solía proteger a la gente.

"El. Ya puedes despertarte."

Pero ahora hay un viento tibio entre su fino e incoloro cabello y luz solar descendiendo directamente sobre él, y el calor lo está llenando como un tónico. Está afuera; ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que estuvo afuera. Cuando abre sus ojos ve su lago, ese en el Noroeste que solía tener para él solo cada verano. Está en un bote, su bote, acostado sobre una manta extendida en la cubierta. Unos pocos kilómetros detrás de ellos se encuentra la pequeña casa del lago, vacía.

Es perfecto. No sabía que tenía la fuerza necesaria para salir del hospital sin incidentes, mucho menos para viajar tan lejos. Pero si hubiese puesto su mente en ello y elegido un momento final, perfectamente podría haber sido este.

"¿Me recuerdas?"

Marness mira, con ojos que se fortalecen. La mujer que habla está sentada sobre la cubierta a su lado, atenta. Tiene una gran caja de plástico llena de suministros médicos abierta delante de ella, y un ligero saco de traje colocado a su lado, y está arremangada para poder trabajar. Mientras él mira, ella se deshace cuidadosamente de una aguja.

Una borrosa memoria emerge y comienza a tomar forma. La mujer es el doble de vieja que la última vez que la vio, y visiblemente el doble de confiada. Sería difícil olvidarla. Le había enseñado todo lo que— bueno, todo lo que podía recordar. La recuerda como una agente de campo. Recuerda haberla enviado al infierno, un puñado de veces. "Marion"

"El," la mujer explica suavemente, "has muerto. Has muerto rodeado de una familia afligida. Ellos te querían muchísimo, y lloraron por ti. El funeral para el doble es dentro de unos días, pero desafortunadamente no serás capaz de verlo por ti mismo. Ahora estás muerto y esto es lo que viene después."

"Marion. Hutchinson." Marness siente el oro extendiéndose a través de sus huesos, el jugo milagroso.

Ahora era Wheeler, pero ella no lo corrige. "Cuando te retiraste de la Fundación, El, hicimos lo mismo que le hacemos a todos los nuestros que se retiran; lo que todos acordamos cuando nos alistamos. Te dimos medicina que te hizo olvidar. Mientras salías por la puerta por última vez, todo el trabajo que hiciste para nosotros — excelente trabajo, que salvó vidas — se evaporó, y tu tapadera selló aquellos años y se volvió realidad. Es por eso que has pasado todo tu retiro creyendo que fuiste un antiguo jefe de sección del FBI. Eso es lo que querías, lo que nosotros queríamos, lo que acordaste."

"Pero tú, solo, acordaste también algo más. Y debes estar empezando a recordar, ahora, que era ese otro algo. Te he inyectado un suero que revierte fuertemente el proceso humano de envejecimiento, y afecta a todo: órganos, tejidos, memorias. Debería estar volviendo a ti pronto ¿Recuerdas?"

"Si," gruñe Marness, recordando, mareado.

"Nos cediste tus últimas doce horas. Pediste un completo, feliz y bien merecido retiro… pero ahora, el último día, trabajas para nosotros de nuevo, debido a un particular trabajo. Lo tengo aquí por escrito, ¿ves? ¿Reconoces tu firma y la mía? Yo fui testigo."

"Si."

"¿Recuerdas quién eres?"

"Doctor Lyn Patrick Marness, de la Fundación," dice. "fundador de la División Antimemética."

Wheeler sonríe con alivio. Es bueno volver a verlo.

"Necesitamos algunas de tus memorias," explica. "Memorias a las que nadie más en el mundo tiene acceso, y que están enterradas tan profundamente que no podemos extraerlas sin matarte. Así que esta tarde, eso es lo que vamos a hacer. Vamos a extraer esas memorias, y cuando terminemos, estarás muerto."

Marness ya ha comenzado a regresar al momento en el que él mismo había puesto esta rueda en movimiento. Recuerda, muy claramente, descubrir el misterio en su propia cabeza, los espacios en blanco que no podía explicar, y a los que no podía acceder de forma segura con ningún tipo de técnica química o física. Recuerda haber aplazado el misterio hasta ahora.

"¿Qué pasó en 1976?" pregunta Wheeler.

*

Marness se sienta. Su piel está empezando a aclararse y su respiración está mejorando.

Siente como si su cerebro estuviese hendido a la mitad por un agujero de gusano, tanto que sus ojos se concentran en distintos períodos. En su ojo derecho ve el lago y el bote en el que está muriendo; en su izquierdo ve un collage de caras y lugares electrificantemente familiares. Bart Hughes con su sonrisa, sus gruesos anteojos y su cara de bebé, luciendo como un niño vestido de investigador de la Fundación; el equipo original del Sitio-48, estupendos técnicos pero una irremediable excusa de equipo de softball; la joven Marion con nervios de acero y una mente como un láser; trajes, batas de laboratorio y operarios de DMs. Y papeleo por todos lados, y montones de números seriales.

Comienza a hablar.

1976 fue el año en que fundó la división. Había perfeccionado la idea durante una legendaria semana, elaborando el aspecto científico y destilando el primer fármaco mnéstico con la ayuda de un trío de asistentes cuidadosamente seleccionado, los primeros investigadores de Antimemética. Ningún SCP antimemético había siquiera sido observado hasta ese punto — la totalidad de la operación fue dar un palo a ciegas — y aun así el equipo encontró oro inmediatamente. Agujeros negros pasivos de información, infóvoros depredadores activos, gusanos inrecordables que cubrían la piel humana como ácaros… malas noticias contagiosas, secretos autosellados, asesinatos vivientes, Chinatowns.

Wheeler se pregunta si hay algo mucho más grave en la cabeza de Marness. Su versión de los eventos era irremediablemente romántica. Según la experiencia de Wheeler, nadie recuerda el trabajo con la Fundación afectuosamente.

"Pero todo fue demasiado rápido," dice Marness. "Los procedimientos especiales de contención tardan tiempo en desarrollarse, mucho más que el que yo tomé. La Fundación adquiere alrededor de una docena de nuevos SCPs anualmente. He encontrado esa cantidad en un año básicamente yo solo. Era demasiado fácil. Era como si ya supiese todo y solo estuviera poniéndome al día."

"Y entonces… un día me di cuenta de que no podía recordar mi vida antes de Antimemética. Sabía que había sido un agente de la Fundación por varias décadas, ese fue el momento en el que conseguí autoridad suficiente para iniciar mi propia división, pero no había nada más allí. Era un muro en mi mente, el cual ni siquiera los mnésticos me dejaban atravesar. Fui a los archivos en papel y miré mi propio registro personal, y…"

Marness pierde el hilo. No porque haya olvidado que decir a continuación, es a propósito. Perder el hilo es exactamente lo que pasó.

"Te despertaste en tu escritorio medio día laboral después, sin recordar nada," dice Wheeler. "Recorriste el bucle una docena de veces antes de que alguien se diese cuenta de lo que estaba pasando y te liberase."

Wheeler sabe todo esto. El archivo aún existe, y el efecto antimemético aún nubla la mitad inferior. Todo esto terminaría en un instante si algo de esa mitad se puediese leer.

Marness continúa. "Cuando reuní la evidencia, lo que encontré fue… bueno, un agujero. Como un rompecabezas con solo los bordes y esquinas. Así que hice lo único que podía, miré la forma del agujero. Y, junto a Bart Hughes y otros, formé una teoría."

"Esta no es la primera División Antimemética. Antes de 1976, había otra. Yo era parte de esa división; posiblemente la lideraba. Ciertamente, soy el único superviviente conocido. Algo le sucedió a ese equipo. Alguna fuerza antimemética masticó y se tragó la idea de la propia División Antimemética. A mí me dejó ir sin muchos problemas; pude vivir. El resto de esa gente, quienquiera que fuesen, fuesen la cantidad que fuesen, están desaparecidos y sin dejar rastro."

Wheeler asiente. "Todo eso ya lo sabemos. Yo estaba allí cuando escribiste la nota ¿recuerdas? Sabemos la pregunta. Es la respuesta a lo que no podemos llegar sin matarte. Es la respuesta a lo que hemos esperado a llegar todos estos años. Estoy aquí para preguntarte: ¿Qué. Sucedió?"

Marness cubre su ojo derecho y hace una mueca, intentando. Falla. "No está ahí. No me has enviado lo suficientemente atrás, ese muro sigue estando en mi cabeza. Recuerdo por qué existe la pregunta, pero no cuál es la respuesta. Necesito más."

Wheeler le frota el brazo con un algodón y le da otros diez años1

*

Marness parece otro hombre una vez que la segunda dosis de X hace efecto. Las arrugas se alisan a lo largo de su cara, la masa muscular vuelve a sus extremidades, pero a Wheeler le toma un segundo darse cuenta de la verdadera razón; lo ha trasladado de vuelta a través de la transición de agente de campo a agente de escritorio. Marness ha regresado a un punto un poco posterior a administración superior, el ámbito donde la mayoría de problemas se resuelven diciendo las palabras correctas, y a un tiempo en el que sobrevivía gracias a la aptitud física, la vigilancia situacional y la experiencia práctica.

Marness se pone de pie por primera vez en años. Escudriña sus alrededores, examinando el dorado y plácido lago, el cielo y el mismo bote. No vuelve a sentarse. Alisa su camisón de hospital, deseando tener un suéter y, por separado, un equipo de pesca. Pasa una mano a través de su nuevo, viejo cabello. Sus patillas han vuelto.

"No éramos de la Fundación al comienzo," dice. "La primera División Antimemética era un proyecto del Ejército de Estados Unidos. Se desarrolló en paralelo con Manhattan durante la Segunda Guerra Mundial. Nos llamábamos a nosotros mismos los Impensables.

"Comenzó como un experimento de propaganda avanzada. El objetivo era sobrepasar el conflicto físico y encontrar una manera de romper la maquinaria ideológica, de erradicar la idea del Nazismo. Después de dos años, se había desarrollado suficiente teoría como para reducir la tarea a un problema de ingeniería. Otros dos años, y el problema de ingeniería había sido solucionado también, y lo que construimos fue una clase de bomba muy especial.

"Desafortunadamente, no entendíamos lo que habíamos construido. Por ese entonces, no teníamos los mnésticos o el blindaje que podíamos usar para protejernos. No entendíamos que tan a futuro es necesario pensar cuando se trabaja con este tipo de tecnología.

"Entramos en un bucle. Era evidente. Construimos la bomba impensable e hicimos una detonación de prueba… y funcionó perfectamente. La bomba se destruyó a sí misma, borró su propia detonación exitosa y aplasto todo el conocimiento empleado para construirla. Olvidamos completamente que habíamos construido la bomba, y empezamos de nuevo.

"En nuestra defensa, nos dimos cuenta rápidamente de lo que debía haber pasado. Ahora había un vacío de cuatro años en nuestro progreso, y no había otra manera de explicarlo. Pero para el momento en el armamos las piezas por segunda vez, la guerra ya casi había terminado. Los nazis habían sido vencido mediante métodos convencionales y los japoneses se habían desmoronado después del primer bombardeo nuclear. Así que completamos la segunda bomba antimemética y, después de eso, nos ocupamos de ella."

Marion Wheeler se queda en silencio durante un largo momento.

"El Ejército de los Estados Unidos," dice dubitativamente, "estaba desarrollando armamento antimemético desde los años 40."

"Por supuesto," dice Marness, lleno de orgullo.

"Por supuesto, no hay nadie en todo el mundo que pueda respaldar esto."

"Eso es correcto," dice Marness, dejando entrever una sonrisa por primera vez en décadas. "Solo tienes mi palabra. Hermoso, ¿eh? De todos modos, esto es por lo que me has resucitado, ¿no es así? Por el bien de una buena historia de guerra más. Dios, he extrañado hablar en jerga."

"Te he resucitado porque quiero responder una pregunta muy específica," dice Wheeler. "Aunque puede ver que de cierta manera ya la has respondido. Esta bomba fue el medio ¿no? La antigua División Antimemética—"

"—los Impensables—"

"—se bombardearon a sí mismos. De alguna manera."

"Eso es correcto," dice Marness.

"Basándome en el contexto," Wheeler continúa, "asumo que sabían lo que estaban haciendo durante ese tiempo. Asumo que no fue un accidente."

"No lo fue." dice Marness.

*

La mitad desplazada del cerebro de Marness esta anclada en los setenta ahora, así que la Verdadera Historia de los Nuevos Impensables Originales es un libro abierto. Y lee:

"Después de la guerra la segunda bomba juntó polvo por años. Comenzamos a bocetar diseños mejorados para una tercera bomba, pero en ese momento la supervisión comenzó a debilitarse. Completamos nuestra investigación y objetivo de producción, y no nos dieron nuevos objetivos. El financiamiento comenzó a desviarse y no podíamos descubrir por qué. No estaba totalmente claro que los supervisores del proyecto sabían que estabamos haciendo. O que siquiera recordaban que existíamos. Era un efecto secundario de la investigación, por supuesto, uno con el que no teníamos manera de lidiar en el momento.

"En 1951, un movimiento cultista comenzó en Ojai, California. Estaba… mal, todo acerca suyo estaba mal. En cuestión de días era un fenómeno nacional y seguía creciendo. Estaba en todas las noticias. Expandirse así en meses hubiese sido creíble, pero en días era simplemente imposible. Nosotros, en el equipo, podíamos ver que la filosofía del grupo era antinaturalmente contagiosa. Era lo opuesto de impensable, era inolvidable. Sabíamos que esto era para lo que nuestra bomba había sido diseñada. Les solicitamos a los supervisores que nos dieran instrucciones. Pero no habían órdenes.

"En el momento que comenzó el brote, éramos completamente un laboratorio del Ejército de Estados Unidos. Tras ocho días de crisis, la Fundación nos 'adquirió'. Toda la investigación clasificada, todos los recursos materiales, y todo el personal superior complaciente, incluyéndome. A todo el que no se sometiese se le borraba la mente y era reenviado al Ejército. A las veinte horas de la adquisición, desplegamos la segunda bomba y el culto había desaparecido. Nadie lo recodaba, nadie recordaba haber sido parte, cero pérdida de vidas. Una detonación completamente limpia.

"Luego de eso fue cuando todo realmente comenzó. Una vez que empezamos a trabajar para la Fundación, el ritmo de investigación aceleró. Cada nuevo avance tecnológico revelaba nuevos SCPs escondidos. Pasé los exámenes de campo de la Fundación y salí a atrapar fantasmas. Mi vida se transformó en La Dimensión Desconocida. Yo—"

Marness parpadea con fuerza. Se cubre un ojo, luego el otro.

"Ahora recuerdo a todas estas personas," dice. "Se siente como si mi memoria estuviese en estéreo. Casi todos los SCPs antimeméticos que capturamos antes del borrón del 76, los capturamos al poco tiempo del borrón. Lo que significa que recuerdo dos informes de adquisición para cada uno. Recuerdo dos equipos de antimemética y no recuerdo quién pertenece a qué lado del muro. ¿Recuerdas a Goldie Yarrow? ¿La neuróloga? Estudiaba el mecanismo de la pérdida de memoria anómalamente acelerada… escribió una biblioteca al respecto…"

Wheeler no la recuerda.

"¿El Dr. Ojobiru? ¿Julie Still?"

"El, esto es importante. ¿Ya estás en el momento correcto de tu línea temporal como para recordar que pasó?"

Marness se concentra. Y descubre que sí. Algo cambia en sus ojos, mientras deja de recordar viejas historias. Ahora habla más lentamente, su voz bajando hasta casi un susurro:

"Hay un SCP que tu división nunca ha visto. El SCP que mi división no pudo contener. El fugitivo. ¿Esto es lo que querías, no es así, Marion?"

"Sí," dice ella, "Esta es la información por la que te estoy matando." Hace una pausa donde, si sentía que hubiese algo por lo que disculparse, se disculparía.

Marness la mira a los ojos. "Estaba comiéndose viva a mi división. Nos atacó con tanta fuerza y rapidez que la única manera en la que pudimos pararlo fue autodestruirnos. Pero no teníamos una bomba nuclear en el sitio, y ahora me es obvio, en restrospectiva, que era porque el SCP consumió nuestra bomba primero.

"Si sabes que existe, sabe que existes. Cuanto más sabes sobre él, más sabe acerca de ti. Si puedes verlo, puede verte. Y puedes verlo. Lo has estado viendo toda la tarde."

De repente, Wheeler está muy consciente de lo que la rodea.

Solo están ellos dos en el bote. El bote está anclado a más de un kilómetro de la orilla. No hay traído refuerzos con ella. Hay un hormigueo radiactivo en su cerebro. Ella no—

Alerta roja. ¿Por qué no traje refuerzos? Eso no tiene sentido

Debería haber un equipo en la casa del lago. Debería haber un operativo de un DM y un médico en el bote conmigo. Y un segundo bote. Como mínimo. ¿Estoy sola aquí afuera? ¿Por qué hice eso?

Desenfunda su arma, pero aún no le apunta a Marness. "¿Dónde está? ¿Dentro de ti?"

La voz de Marness es cada vez más apremiante. Se cubre ambos ojos de nuevo. "Destruir todo conocimiento sobre él era la única manera de destruirlo. ¡Y restaurar mis memorias fue una manera infalible de traerlo de vuelta!"

Está en sus ojos. Probablemente en el izquierdo. Wheeler retrocede hasta el otro lado del bote, dibuja una diana en el centro de la cabeza de Marness y dice, "El, ¿sigues ahí?"

"Hay una manera de arreglar esto," sisea Marness, dejándose caer de rodillas. Mantiene sus ojos tapados y tantea ciegamente hacia adelante, con sus manos sobre sus rodillas.

"El, tienes que decirme qué es esta cosa."

"Eso es lo opuesto de lo que tenemos hacer," dice Marness. "Tienes que detonar otra bomba."

"No tenemos esa bomba. Perdimos esa tecnología—" comienza Wheeler.

"¡Siempre la han tenido! Hay un laboratorio de ingeniería en el Sitio-41. Lo sabes. Un complejo subterráneo del tamaño de un campo de fútbol. En perfectas condiciones, y totalmente en desuso. ¿Por qué? Piénsalo. Ahí es donde está instalada tu bomba."

"Pero eso solo nos devuelve al casillero de salida. Si detono la bomba," dice Wheeler, sabiendo perfectamente que está a miles de kilómetros de distancia y no podría alcanzarla a tiempo de todos modos, "¿cómo contenemos esta cosa?"

"¡No lo haremos!," grita Marness. "¡No podemos, nunca! ¿No lo entiendes? ¡Toda la división está en un bucle! Iniciamos la división, corremos de cabeza hacia esta cosa y o nos come o nos borramos para autopreservarnos. La idea de los antimemes es tan vieja como la propia idea del olvido. Los humanos han pasado por este problema una y otra vez desde mucho antes que los cuarenta. ¡Quizás durante siglos!

Sus ciegamente palpadores dedos encuentran el botiquín. Es demasiado tarde.

Mientras Wheeler mira, un ondulante pedipalpo negro cubierto de pelos oscuros fuerza su salida a través del ojo izquierdo de Marness. Él grita. Aún de rodillas, agarra el pedipalpo con ambas manos y trata de romperlo, pero es sólido, como si tuviese huesos por dentro.

"¿Qué es eso?" le grita Wheeler. "Esa no puede ser toda la historia. ¿De dónde viene? ¿Qué es lo que quiere? ¿Puede razonar? ¿Puede hablar?"

"Ayuda—"

Una segunda pata de araña, significativamente más larga y delgada, se desliza a través de la tráquea de Marness hacia afuera, arruinando su garganta y laringe y produciendo una gota de sangre. Gorgotea. Una tercera pata sale disparada de su abdomen, como una lanza.

Wheeler le dispara en la cabeza. Marness cae hacia adelante, flácido, y luego vuelve a levantarse, levantado por tres apéndices arácnidos como si fuese una marioneta siendo controlada por algo gigante e invisible. Sus brazos se levantan, como suspendidos por hilos.

Wheeler entrecierra los ojos. Dispara otros cuatro tiros a la cabeza de Marness, a la probable masa corporal del titiritero invisible, y dispara el resto del cargador casi directamente al cielo. Todo el bote vibra, junto a la superficie del lago, como respondiendo a un infrasonido o a un terremoto localizado. Luego el bote se estremece violentamente y comienza a elevarse del agua, levantado por más apéndices invisibles.

Wheeler enfunda su arma y va a por el botiquín ella misma, alejándola de los pies flotantes de Marness. Hay un compartimiento con amnésticos de Clase-B, el de actuación rápida, en forma de suero. Hace una apurada serie de cálculos mentales, mide la dosis correcta en la jeringa y, con manos temblorosas, la inyecta en una vena de la muñeca. El bote se sigue elevando. Sea lo que sea el monstruo, es colosalmente alto, o quizás vuela.

Ella está, por supuesto, ya hasta los ojos de dosis de drogas mnésticas. De otra forma, no hubiese sido capaz de percibir nada de esto. Los folletos médicos de la Fundación previenen de la manera más seria posible poner ambos tipos de droga en el mismo cerebro. En el mejor de los casos, esto termina con ella en el hospital.

Ahora están treinta metros en el aire, diez pisos. Hay un punzante dolor desarrollándose en su ojo izquierdo. Se saca los zapatos de una patada y tira su arma. Se acerca al borde y contempla la caída por un incrédulo segundo. Salta.

Le toma dos angustiantes segundos de caída libre caer al agua. El gélido martillazo del impacto es suficiente para dejarle la mente en blanco. Para cuando sale a la superficie ya no recuerda de dónde cayó, o por qué. E, igualmente, el ser del tamaño de un rascacielos que había reclamado a Marness y al bote se ha olvidado de ella.

"¿Que demonios?" boquea, haciendo agua. "¿Que demonios? ¿Que demonios?"

No hay nada sobre ella, ninguna explicación. Solo los síntomas del cóctel le dan alguna indicación de lo que acaba de pasar: la sensación de tener cientos de bultos de soldadura calientes en su cerebro, y el dolor y agotamiento expandiéndose por todos su tendones. Quiere morir.

Nada, dice parte de ella. Llega a la orilla primero. Luego puedes morir

*

El equipo de extracción la encuentra cerca del atardecer, inconsciente en la orilla del lago. La estabilizan en el helicóptero, luego la llevan al Sitio-41 para examinarla y para vaciar su organismo.

Pasa uno ocho días ininterrumpidos en casa, desintoxicándose: ni mnésticos, ni amnésticos, ni exposición a peligrosos SCPs que corrompen la memoria, ni visitas de trabajo. "No trabajes," también le dice el doctor, inútilmente.

No es ni de cerca el primer evento faltante en la vida de Wheeler, ni es la primera persona del personal de Antimemética que atraviesa una experiencia similar, pero la sensación no era menos perturbadora por su familiaridad. Siguiendo el procedimiento, escribe un informe resumiendo todo lo que puede recordar. La brecha en su memoria es de alrededor de trece horas.

Luego añade su informe al extenso y complejo mapa de Tiempo Faltante que la división mantiene de forma colectiva. Es un mapa de agujeros, y el mapa se está volviendo tan grande que patrones sumamente débiles están formándose gradualmente. El contorno de un enemigo se está volviendo visible, o quizás de un grupo de enemigos.

Cuando interroga al equipo de extracción luego, ninguno recuerda quién activó la baliza de emergencia que los convocó. De hecho, la propia baliza se apagó mucho antes de que aterrizaran en el lago. Wheeler compara el actual tamaño de su división con las mejores estimaciones de lo que debería ser. Quizás necesite a un par más de personas clave aquí y allá… Así que, asumiendo que la división estaba al completo antes del evento, esos roles vacíos son los que muerieron esta vez. Quizás uno de ellos activó la baliza. Un acto admirable, de alguien que ahora solo se sabe que existió por ese único acto.

Es semanas despúes que Wheeler descubre el nuevo agujero más grande en su memoria:

¿Quién fundó la división? ¿Cuándo?

*

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