La Fundación SCP

El transporte de SCP-6624 a un sitio de contención preexistente se consideró poco práctico debido al tamaño del objeto, su ubicación actual y el nivel de complejidad. El Sitio de Contención Provisional-84 fue construido alrededor del objeto en Gesualdo, Italia, incorporando varios edificios, junto con el 85% de la infraestructura subterránea de la ciudad (alcantarillas, cisternas y acueductos). El Castillo de Gesualdo permanecerá abierto a las visitas, pero todas las áreas que conectan con la red subterránea de la ciudad deben permanecer ocultas a la vista del público, lo que hace necesario el uso de pasadizos secretos y entradas disfrazadas.

Los experimentos con música reproducida por SCP-6624 se llevarán a cabo con miembros del personal de Clase-D. El resto del personal deberá permanecer en una cámara insonorizada durante el tiempo que dure el experimento. La exposición accidental a la anomalía principal de SCP-6624 puede requerir la amnestización inmediata, la hospitalización o incluso la eliminación, dependiendo de la gravedad de la reacción resultante y a discreción del Director del Sitio en funciones.

Desde el 08/07/1997, todas las pruebas adicionales de las capacidades musicales anómalas de SCP-6624 están prohibidas.

Retrato de Carlo Gesualdo, artista desconocido (siglo XVI).

Carlo Gesualdo da Venosa (8 de marzo de 1566 - 8 de septiembre de 1613) fue Príncipe de Venosa y Conde de Conza. Compositor, es conocido sobre todo por sus expresivos madrigales y piezas de música sacra que utilizan un distintivo lenguaje cromático⁷ que no se volvió a oír hasta finales del siglo XIX. Nació en Venosa, que entonces formaba parte del Reino de Nápoles, pero se sabe poco más sobre su vida temprana. Su madre murió cuando él era joven y fue enviado a Roma para comenzar una educación eclesiástica bajo la guía de su tío, Carlo Borromeo. Después de la muerte de su hermano mayor Luigi en 1584, se convirtió en el sucesor designado para el principado de Venosa.

En 1586, Carlo Gesualdo se casó con su prima primera, Donna Maria d'Avalos. Dos años más tarde, Donna Maria comenzó un romance con Fabrizio Carafa, tercer duque de Andria y séptimo conde de Ruvo. Este romance continuó hasta 1590, cuando Carlo descubrió la pareja in flagrante delicto⁸ en el Palazzo San Severo e inmediatamente asesinó a ambos. Los cuerpos de su esposa y su amante, ambos desnudos y mutilados, fueron arrastrados fuera, delante del palacio para ser expuestos para que todos los vieran. Temiendo la venganza de los familiares de las víctimas, regresó a su castillo de Gesualdo. Debido a su condición de noble, no se le consideró responsable de los asesinatos. Aproximadamente un año después de los asesinatos, Carlo se convirtió en el tercer Príncipe de Venosa y en el octavo Conde de Conza tras la muerte de su padre.

Durante gran parte de 1594 y 1595, Carlo Gesualdo vivió en Ferrara, conocida en ese momento como uno de los principales centros de actividad musical progresiva en Italia. Fue durante esta época cuando se dedicó a componer, lo que dio lugar a la publicación de su primer libro de madrigales. El ambiente de Ferrara contribuyó a cultivar aún más una singular devoción por la música y al regresar a su castillo de Gesualdo, utilizó su considerable riqueza para transformar su finca en un centro de creación musical, llenando su corte de cantantes e instrumentistas.

Carlo Gesualdo murió en soledad bajo circunstancias misteriosas el 8 de septiembre de 1613, lo que hizo especular que había sido asesinado, y está enterrado en la Chiesa del Gesù Nuovo de Nápoles.

Lo siguiente ha sido traducido del italiano del siglo XVI. Por favor, tenga en cuenta que estos manuscritos han sido modernizados para lograr la mayor claridad posible. Faltan muchas páginas y algunas se han vuelto ilegibles por el daño causado por el moho. El acceso a los textos originales será concedido a petición.

28 de octubre de 1590:

Alberighi [desconocido; posiblemente un cortesano] me habló de arrepentimiento. ¡Qué osadía! No soy un asesino, porque el honor dicta mis acciones y ellos [Donna Maria d'Avalos y Fabrizio Carafa] murieron en el momento en que me traicionaron. Lo que siguió, ya sea el destino o la fatalidad, fue grabado en piedra por el mismo Dios. A ellos no les debo nada más que desprecio.

Admitiré que no me siento bien, ¡pero no es remordimiento lo que sufro!

Algo cambió ese día, algo elemental en mi ser. En mi entrega a la maravillosa furia de la ira, fue como si la puerta de mi alma fuera arrancada de sus bisagras y un extraño entrara sin ser invitado. Pero no puede ser así, pues mi alma está protegida por el baluarte inquebrantable del Señor. En verdad, la mente es una cosa imaginativa cuando se la deja a su propia suerte.

A pesar de ello, busqué una opinión ajena a la mía y mi médico me ha diagnosticado como colérico, declarando que solo sufro los síntomas de un exceso de producción de bilis amarilla. Durante mucho tiempo he sido asolado por un exceso de [bilis] negra, pero en lugar de aportar un equilibrio a mis miserables humores, los dos comparten en cambio una mórbida alianza - convirtiéndose, como a través de lapor alquimia, en una aflicción mayor que la suma de sus partes.

Sé poco de medicina o de su aplicación, pero confío en Calandri [presumiblemente el nombre del médico de Gesualdo]. Dios puede sostener mi alma pero mi salud está en las manos del buen doctor. Él me insta a transcribir mis pensamientos y emociones para seguir mi camino hacia la armonía física.

6 de noviembre de 1590:

Anoche soñé con una ciudad extraña, surgida del océano tan negra como la memoria olvidada. Un reino donde las estrellas de ébano ardían oscuras en los cielos de miasmas. Líquido rojo, ni sangre ni vino, fluía de arriba a abajo de los edificios de alabastro. Su arquitectura mostraba la impía arrogancia de Babilonia, tanto en escala como por su desafío a la ley natural - ¡un espectáculo enloquecedor de imposibilidad matemática!

Estas eran las únicas constantes universales de aquella metrópoli mercurial, cuyas estructuras laberínticas se desplazaban desde los esplendores de los antiguos hasta lugares que solo se vislumbraban en febril ilusión. ¿Esta ciudad, cuyas torres torpes y geometría imposible, buscaba hacerse familiar? ¿O era una ilusión de la creación de mi propia mente, protegiéndome de lo inconcebible de su naturaleza, como suelen hacer los ángeles?

Cuando me desperté, se escuchó una canción muy peculiar. Antes de que tuviera la oportunidad de apreciarla, la efímera armonía desapareció. Solo quedaba el temor.

13 de noviembre de 1590:

Desperté, empapado en un sudor frío; con manos temblorosas, me esfuerzo por dilucidar este terror nocturno. Aunque atrapado por la fiebre y el cansancio, recuerdo la experiencia con una claridad desgarradora. En verdad, me encontré incapaz de distinguir lo fantasmagórico de lo mundano, como si el sueño fuera más real que el mundo despierto.

Me encontraba dentro de mi propio gran salón, pero lo encontré lleno de gente desconocida. Aunque escondían sus rostros con máscaras, sabía que no tenían lugar en mi solitaria corte. Observé su comportamiento profano y sus despliegues satíricos con asco y, para mi vergüenza, con un grado de grotesca fascinación.

Y en el centro de esa orgía blasfema, participando en el más indescriptible de los actos, hay una mujer - ¡su máscara! ¡Dios mío, su máscara! Todavía se burla de mí, esa reina de las rameras! ¡Incluso en la muerte me humilla! Sus orificios rebosaban con la simiente de cien mil demonios y cuando su cuerpo no pudo acomodar más, se abrió su propia carne para saciar sus demandas libertinas. A pesar de su autodestrucción, gimió con un éxtasis que nunca he conocido. No puedo escribir más, porque este rostro avernal se tornó cada vez más oscuro - revelando perversiones satíricas más allá del entendimiento de los mortales.

La multitud se volvió hacia mí, cacareando con una risa concentrada y burlona. ¡Me convertí en un cornudo, una y otra vez! Su ridículo arrancó la carne de mis huesos, exponiendo mi alma a un torbellino de emociones. Grité por ayuda, pero la multitud estaba sobre mí. Mientras me preparaba para la profanación, Alberighi, que había oído mis angustiosos gritos en la noche, me despertó del sueño.

Deseo no volver a dormir nunca más, pero Calandri lo prohíbe. Ahora me alimenta con tintes amargos e hierbas de Oriente antes de acostarme. Me asegura que me darán la fuerza para soportar. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, líbrame de este mal. Amén.

25 de noviembre de 1590:

A pesar de la medicina de Calandri, las pesadillas se han vuelto cada vez más frecuentes y cada vez más grotescas. A menudo comienza de la misma manera, cuando bajo esos antiguos escalones de piedra, mi cuerpo ignora la protesta de mi propia mente. Entro en el Gran Salón, siempre para encontrar la Mascarada. Blanca y negra, roja y amarilla.

Calandri habla frecuentemente de estos colores y me ha mostrado cuán a menudo aparecen en la naturaleza y en los milagros, desde los cuatro humores hasta la obra maestra de la búsqueda alquímica. Aunque ignoro las ciencias naturales, he escuchado sus reflexiones con total fascinación. Negro, blanco, amarillo, rojo, negro, blanco, amarillo, rojo… Esto es lo que recuerdo:

Nigredo - la obra maestra comienza con la putrefacción; el calor se utiliza para acelerar el proceso, hasta que todos los materiales se vuelvan negros. Esta es la etapa del caos.

Albedo - los materiales deben ser sometidos a una purificación, limpiados de impurezas.

Xanthosis - aquí es donde dejé de comprender y lo entendió, diciéndome que aquí es donde la mayoría de los alquimistas fallan. Los materiales deben someterse a la transmutación, pero el proceso requiere que se extraiga la luz interior - la chispa inmortal de lo divino que se encuentra en todos los hijos de Dios. Pero, ¿cómo puede el hombre desatar esta luz, sin perder su alma? ¿Podría ser robada de otro?

Rubedo - el final, todo termina en rojo. Me habló de sangre pero su voz se hizo más distante y zumbante, como si mi cabeza estuviese sumergida bajo el agua.

Al no escuchar más, mi atención fue atraída a la parte de atrás de mi cuarto de la cama, donde un bufón vestido de muchos colores bailó y brincó. Observé, hipnotizado por su alegría, cómo Calandri seguía vomitando ruido. El bufón se quitó el sombrero adornado con una campana y se metió dentro, sacando un trozo de cuerda. Yo seguí mirando, con los ojos abiertos y sin pestañear, mientras él anudaba la cuerda en un lazo. Me robaron la voz y me paralizaron el cuerpo. No podía cerrar los ojos. No podía ni siquiera mirar hacia otro lado. El bufón se puso la soga alrededor del cuello y ató el otro extremo a mi cama. Sacó una daga de su cinturón y la levantó en el aire antes de clavar la hoja en lo profundo de su abdomen. Lentamente, suavemente, se destripó a sí mismo. Cuando el último de sus órganos se derramó en el suelo, el bufón se inclinó con una floritura y se lanzó a través de mi ventana.

Grité y salté de mi cama. Cuando llegué a la ventana, no había rastro del bufón. La pesadilla ya no está obligada a dormir sola, ¡que Dios me ayude! Calandri teme que mi aflicción esté más allá de su ayuda. ¿Podrían estos horrores tener un origen demoníaco? Enviaré un pedido al obispo de Avellino al amanecer, pues ya no tengo ninguna duda de que algo malvado acecha a mi castillo, un mal que busca el dominio sobre mi propia alma.

3 de diciembre de 1590:

Hoy he recibido una curiosa carta; una respuesta a una misiva que no recuerdo haber enviado nunca. El texto es extraño, cambiando entre palabras reconocibles y símbolos totalmente extraños. No pude mirarla mucho tiempo y le pedí a Alberighi que intentara leerla. Me dice que está escrito en un italiano sencillo y que no contiene nada extraño o notable, salvo su exquisita caligrafía y su tipografía general.

La carta era del embajador de Alagadda, un reino lejano del que nunca había oído hablar. El embajador me agradeció evidentemente mi invitación, informándome que llegaría no antes o después del 30 de este mes. Esta noticia me llenó de un temor inexplicable, más allá de mi habitual reflejo insociable. Alberighi me asegura que envié la invitación en octubre. ¿Por qué me falla la memoria?

10 de diciembre de 1590:

Los demonios enmascarados están por todas partes, acechándome en la noche y escapando hacia los espejos. Mis cortesanos me dicen que todo esto es solo un truco de la mente. Ya no soy capaz de discernir la realidad de la fantasía. Para estar seguro, he destrozado todos los espejos de mi propiedad.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, es ahora y será siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

16 de diciembre de 1590:

Hoy recibí una misiva del obispo de Avellino. El obispo se muestra comprensivo y promete enviar a varios de sus mejores prelados a investigar mi patrimonio. Una brasa de esperanza arde ahora contra las tinieblas; trataré de reconfortarme en su luz, por más débil que sea su llama.

No he olvidado la otra carta, una respuesta a una invitación que nunca se envió. El día predestinado se acerca mientras el miedo se enrolla alrededor de mi corazón. Se contenta con festejar lentamente, saboreando mi sufrimiento mientras devora su camino hacia mi alma.

18 de diciembre de 1590:

¡Mi mundo vibra con la más cacofónica de las músicas! ¡Los sirvientes afirman que no oyen nada, pero incluso el vino tiembla dentro de mi copa! El ruido se hace cada vez más fuerte, cada vez más profundo, con la progresión del día. La sangre fluye de mis oídos y siento como si mis huesos comenzaran a fracturarse.

Tal vez sea una bendición disfrazada de maldición, pues ayuda a rechazar el cruel abrazo del sueño. ¡No puedo enfrentarme a esos sueños otra vez! Llenan mi alma de impulsos impíos y de un instinto singular y autodestructivo. ¡Oh, cómo anhelo la dulce liberación de la muerte! ¡Dios, ten piedad!

¿Dónde están los sacerdotes? ¡Invoco a cada santo y a cada ángel!, ¡libradme de la locura!

23 de diciembre de 1590:

Los prelados llegaron al mediodía. Habiendo inspeccionado a fondo mi propiedad, determinaron la presencia de algo impío. Su líder me informó que mi sufrimiento no era meramente obra de espíritus o demonios menores, sino que mostraba signos de la interferencia directa de Satanás y que sin duda era el blanco de mis años de piedad.

Mientras escribo esto, consagran mis salones con agua bendita y reemplazan esa abominable cacofonía con el sagrado sonido de las campanas y la oración.

Esta noche pretenden exorcizar el mal de mi cuerpo. ¡Por la gracia de Dios, seré salvado!

25 de diciembre de 1590:

¡En este Día Santo, estoy salvado! Aunque su trabajo fue arduo, ellos refrenaron mi cuerpo y expulsaron a Satanás a través de la justa mortificación de la carne. Veo poca razón para continuar con este diario. Mi gracia renovada, puedo volver a la alegría de mi música.

Todavía resulta curiosa la carta de Alagadda. La asumí como otra ilusión, pero aquí reside sobre mi escritorio. Aunque trato de ignorarla, mi mirada gravita repetidamente hacia su peculiar sello. No me atrevo a volver a leerla, pues su mera existencia es un obstáculo para mi recuperación.

Juro quemarla esta noche.

26 de diciembre de 1590:

Esto no puede ser posible.

Se convirtió en ceniza ante mis ojos.

Sin embargo, aquí está, devuelta a mi escritorio. Sin daños. Prístina.

Temo lo que este día traerá.

29 de diciembre de 1590:

La Iglesia ha fracasado. Dios me ha abandonado. Parece que la esperanza siempre fue una ilusión. Ya no puedo confiar en los miembros de mi corte. Conspiran en mi contra en algún complot desconocido pero sin embargo nefasto. Estoy, y siempre he estado, completamente solo.

Aunque no duermo, la pesadilla permanece. Engulle mi propiedad, infectando a todos con su delirio. La oscuridad se acumula en las ventanas, cegándome del mundo exterior. Las paredes se abultan, aceite negro sanguinolento y ratas. Los pasillos se retuercen, pervirtiendo cualquier distinción entre arriba y abajo. Mis antepasados se retuercen en los marcos de sus retratos y al unísono chillan sus lamentos.

Busco escapar, pero encuentro cada salida bloqueada por poderes que están más allá de mis fuerzas. Era demasiado débil. Siempre he sido demasiado débil.

El poder me destruyó, me purgó del albedrío e iluminó mi camino con falsas esperanzas y una fe insensata.

No puedo seguir luchando contra esto y dar la bienvenida a la destrucción. El día predestinado ha llegado.

30 de diciembre de 1590:

La música imposible resuena desde abajo. Alberighi está en mi puerta, con su cara borrada por un disfraz de porcelana. Su movimiento y porte se asemeja al de una marioneta. Su voz está errónea; sé en mi corazón que este hombre no tiene alma.

Me informa que el Embajador ha llegado. Qué Dios tenga piedad.

12 de enero de 1591:

[El diario muestra de repente mejoras significativas en la caligrafía, incluyendo una caligrafía de calidad maestra a pesar de que es poco probable que esté destinada a la vista de los demás].

Fui un tonto al temer su llegada. Mi sufrimiento no fue sin propósito, ya que lo que soporté fue meramente los dolores de parto de un alma despierta. Iniciado en los ritos secretos de Alagadda, me he convertido en uno de los pocos elegidos.

Para mi sorpresa inicial, Calandri estaba entre ellos. Aunque irreconocible en su disfraz, se acercó a mí abiertamente y alivió mis preocupaciones con su tranquilizadora familiaridad. Me regaló una máscara y me dijo que me la pusiera, citando las costumbres de Alagadda. Ahora entiendo su papel en mi despertar. Se convertirá en mi mentor, guiándome hacia la verdad como Virgilio lo hizo con Dante a través de las entrañas del Infierno.

El Embajador entró en mi corte con un esplendor sin igual, un séquito de acróbatas y malabaristas, bardos y baladistas que le seguían. Hizo una amable reverencia y se presentó con un título, sin divulgar su verdadero nombre durante toda su estancia. La seda del color del crepúsculo se envolvió alrededor de todo su cuerpo, desde su curioso chapín⁹ con talones centrales a su puntiaguda capucha - la tela atada tensa como las vendas de los reyes egipcios muertos hace tiempo. Un atuendo extrañamente monótono comparado con la lujosa vestimenta de sus asistentes, con sus máscaras de alabastro, joyas de oro con incrustaciones de rubí, y jubones y pantalones teñidos con tinta.

Discutimos una multitud de temas, explorando las profundidades ocultas del arte, la música y la filosofía. Aunque mucho estaba más allá de mi comprensión, escuché con fascinación y saboreé cada palabra prohibida. Por fin habló del Rey Ahorcado, su misterio y su poder supremo.

Recuerdo su visita como uno recuerda un sueño persistente. Cuando se fue, dejó algo de sí mismo conmigo y yo le di algo a cambio. No recuerdo la naturaleza exacta de nuestro trato, pero no importa. Habría renunciado a cualquier cosa por esto. Me ha marcado con su signo.

Las lágrimas que manchan esta página son un testimonio de su gloria, porque él ha tallado la musica universalis¹⁰ sobre mi alma. ¡Debo encontrar las voces y mostrar a la humanidad la verdadera armonía de las esferas!

7 de febrero de 1591:

¡Oh, ignorancia! ¡Veo ahora, a través de los ojos de la verdadera lucidez, el engaño de tu dicha! Lo que llamamos realidad no es más que una actuación estrictamente controlada. La vida era de angustia y dolor, sofocada bajo las innumerables falsedades de este mundo.

Pero ya no sufriré más a la Iglesia y sus mentiras, su veneno suministrado a mí desde la infancia.

Ahora escucho la música con tanta claridad. Es la única verdad que requiero.

24 de febrero de 1591:

Aunque siempre he sabido que es inteligente, Calandri demuestra ser más erudito de lo que nunca sospeché. Mis lecciones han comenzado con la astrología prohibida, secretos cósmicos largamente suprimidos por la Iglesia. Oh, ¡cómo temen a las estrellas, sus temibles presagios y su infinita incomprensión!

Pasamos estas noches operando extrañas herramientas compuestas de bronce y vidrio pulido, instrumentos ópticos que Calandri asegura que serán comunes en los años venideros. A través de este aparato buscamos las estrellas de la fatalidad y registramos el florecimiento del vacío. Habla a menudo de Alagadda, la Ciudad Durmiente, cuyas Estrellas Negras gritan sus secretos para toda la eternidad.

Nuestra hermandad es una de muchas, nuestro soberano un Rey al que incluso los emperadores han servido humildemente.

6 de abril de 1591:

Calandri es un maestro tutor y he aprendido bien mis lecciones. Sus grimorios son antiguos, sus páginas están atadas con candados y grilletes de hierro.

Hoy le pregunté a mi maestro de la excelsa Alagadda y cómo surgió.

Me dijo que la Ciudad Durmiente es anterior a toda la creación, sus altos santuarios ya eran antiguos cuando los dioses no eran más que un sueño.

15 de mayo de 1591:

He completado la primera composición de lo que será mi obra maestra. En mi entusiasmo, he convocado a los más grandes cantantes de mi dominio. ¡La anticipación es casi más de lo que puedo soportar!

17 de mayo de 1591:

[La entrada muestra una caligrafía frenética] Todos me han fallado. ¿Esos tontos buscaron burlarse de mí o siempre fueron así de incapaces? Protestaron contra mis demandas, afirmaron que mis instrucciones eran indescifrables, ¡que lo que yo deseaba era simplemente imposible!

¡Hice que los torturaran por su falta de talento y he aquí que de sus angustiosos gritos, produje la más dulce melodía! ¡Desde el silbido de un pulmón perforado hasta el estertor de muerte de los destripados! ¡Las palabras y las notas fluían de sus cuerpos rotos hasta que no quedaba nada de ellos para tomar! ¡La música! ¡El éxtasis! Hombre, mujer o niño, ¡no importaba como me exaltaba en su destrucción!

Al final me quedé sin aliento, cubierto de sangre y bilis, ¡oh, qué gran y embriagadora sinfonía!

[Lo siguiente se ha borrado intencionadamente con tinta pero se ha recuperado a través de los escaneos modernos de recuperación de imágenes] Nunca quise hacerles daño, pero habían pecado contra el universo mismo. ¿Eran estos pensamientos verdaderamente míos? Sentí al embajador a mi lado, acariciando la oscuridad dentro de mí. Hay otro. ¡Cuánto odio! Un odio tan grandioso capaz de alcanzar el sol.

20 de junio de 1591:

Casi me pierdo, pero Calandri me encontró y me devolvió al redil. Me rendí ante la locura, nacida de una enfermedad de la culpa. A través de la violencia, me ha curado. La culpa, la misericordia, la compasión, cada una de ellas es una atadura en mi alma de la cual debo ser despojada.

El sufrimiento es necesario. Lo que pretendo crear valdrá la pena cada sacrificio. No debo cuestionar lo que nuestro Rey pretende. Incluso Judas tenía su papel que desempeñar.

La música crece dentro de mí, como un vientre desflorado. Pero los vientres de la carne engendran cosas tan feas, tales alimañas infectadas.

Pero daré a luz a un dios. Mi dolor tendrá un propósito.

25 de junio de 1591:

El embajador me visita en mis sueños. Me ha prometido un mecenas, uno que me ha observado con gran curiosidad.

Sigo siendo perseguido por visiones y otros fantasmas. No tenía ni idea de que el velo ocultaba cosas tan monstruosas. Calandri explica que soy un Testigo, uno que ha mirado la verdad de nuestra realidad. Hay una extraña belleza en estos horrores y no puedo apartar la vista. El mundo debe ver como nosotros. Sería bueno hacer añicos este velo.

La música se convierte en mí. Cuando corto la carne, sangro las palabras. Como una canción de guerra, cultiva la rabia. Mi alma arde con tanta furia. ¡Esto es lo que es estar vivo! ¡Pero a mi alrededor, esos cadáveres sin sueños, arrastrando los pies!

El mundo se pudre de tanta gente innecesaria. No son más que yescas para mi pira.

4 de agosto de 1591:

Estaba sentado en mi trono cuando él entró. Los enjambres de langostas y el fétido miasma siguieron su estela, agraciando mi sala con su divina pestilencia. Lo conocí por su máscara, que ya había vislumbrado antes en un tomo oculto.

El Príncipe Enfurecido, Señor de la Corte Amarilla.

Me ofreció su patrocinio y yo acepté con gusto. Aunque retrocedí ante su toque manchado, llenó mi mente con diseños tan maravillosamente perversos.

Sí. Ahora lo veo. Una máquina infernal de carne y bronce. Una composición en el lenguaje del cosmos.

No hay más palabras. La lengua y la escritura humanas no tienen ningún valor para mí ahora. Estoy más allá de ellas. Las estrellas cantan sobre mi ascensión y arderé tan brillante como una.

Quemaré las impurezas.

Quemaré la asquerosa sustancia de la creación.

El resto de las páginas contienen notas y diagramas indescifrables relacionados con SCP-6624. La escritura no coincide con ningún sistema de escritura conocido y se ha demostrado que contiene sutiles elementos cognitopeligrosos.

El momento de la verdad está sobre nosotros y garantiza este registro final. Que sirva como un testamento de quién fui.

Durante más de veinte años he servido fielmente y mi invento se acerca a su fin. Estoy en contacto con nuestros aliados en las sombras, que me proporcionan solo los mejores materiales, mientras Calandri trabaja incansablemente para perfeccionar el agente conservante, creando un facsímil de la Piedra Filosofal. La máquina debe ser eterna, porque mi Príncipe me lo ha dicho. Él ve lo que los mortales no pueden; una pieza mueve la otra y yo no viviré para ver cómo se realiza.

¡Que el Coro cante mi apocalipsis! Cuando el Maestro del Rencor venga, hasta los muertos escucharán.

Su Santidad [Papa Pablo V],

Hemos rastreado el mal hasta el Castillo de Gesualdo, verificando las sospechas del Cazador de Brujas [respecto al Príncipe de Venosa]. Un maldito miasma amarillo corrompe la flora y la fauna por igual, pervirtiendo las leyes naturales del propio Dios, sin perdonar ni la flora ni la fauna, ni siquiera el artificio del hombre. El cielo brilla con los colores enfermizos del pus infectado, mientras que la tierra ha adquirido una forma terriblemente podrida.

Los monstruos merodean por los campos, demonios cuyas formas parpadean y cambian ante nuestros ojos. Hemos estado a los pies de gigantes, cuyas sombras se extienden por kilómetros. Los árboles asolados gritan con las lenguas de los hombres y suplican la liberación de la muerte. Los edificios, antes familiares, muestran ahora una geometría imposible, transformando los centros urbanos en laberintos ineludibles. Satanás dejó aquí su huella; por así decirlo, las iglesias sufrieron las transformaciones más grotescas.

Una vez, para escapar de un laberinto sin salida aparente, intentamos derribar una pared, sólo para encontrar el interior lleno de sangre, tendones y forrado de ojos. Mis palabras no logran captar lo que encontramos, pero era como si las distinciones entre las sustancias -animales y vegetales, minerales y artificiales - fueran totalmente borrosas.

A pesar de todos estos males, la música interminable resultó ser nuestro mayor enemigo.

Aquellos que no murieron [fragmento ilegible] …formando instrumentos con sus huesos y su carne. Bailan y cantan con tanta belleza. Será misericordioso matarlos a todos.

[Los daños causados por el moho han hecho ilegible el resto de la carta]

Su Santidad [Papa Pablo V],

La Orden triunfa por la Gracia de Dios, aunque nuestra victoria no fue sin un considerable sacrificio - ya que de los doscientos enviados a Campania, solo once de nosotros regresamos con nuestras vidas. No estábamos preparados para combatir esta forma de demonio y nos vimos obligados a reclutar a los pocos que no estaban en condiciones de hacerlo. En verdad, la Orden misma no se ha encontrado con la musica diabolica desde la tragedia de Hamelín de 1284.

Cientos están muertos; el resto se han vuelto locos.

Luchamos a través de los demonios y poseídos, incluso cuando la propia tierra conspiró contra nosotros. Para sobrevivir a la musica diabólica, no teníamos otra opción que ensordecernos. No bastaba con tapar o taponar nuestros oídos; había que destruirlos. Así que nos cortamos las orejas y cauterizamos los sangrientos agujeros.

Fue un sacrificio terrible del que nunca nos recuperaremos.

Durante semanas asediamos Gesualdo, la fuente de este caos, y finalmente ayer abrimos una brecha en el castillo. Lo que encontramos en su interior era indescriptible. A pesar de los horrores que ya habíamos soportado, mis hombres fueron inmediatamente golpeados. Fue como si el mismo infierno hubiera sido arrastrado a la creación de Dios. Algunos perdieron el conocimiento, otros se enfermaron, y algunos incluso sentñian que no tenían otra opción que caer sobre sus propias espadas.

Aquellos que permanecieron en control del cuerpo y la mente se adentraron en los rincones más oscuros del castillo. Allí nos enfrentamos a un terrible demonio y su altar demoníaco¹⁵. Se tambaleaba violentamente pero nos ignoraba, demasiado embelesado por la musica diabolica. Sabía que esta era nuestra única oportunidad y hundí mi espada en el corazón ennegrecido del demonio, terminando su maldición sobre nuestra tierra. Aunque tenía un cuerpo como el de una serpiente y miembros que se cuentan por cientos, reconocí lo que tenía delante de nosotros. Los Poderes Oscuros le habían cambiado, pero su cara familiar permanecía. Temíamos que el Príncipe fuese asesinado, ¡pero juro ante Dios que este monstruo era el mismo Príncipe!

Intentamos quemar el cuerpo pero su piel era dura y suave, como la porcelana o el caparazón de un escarabajo. Obligamos a los campesinos supervivientes a usar sus herramientas y a hendir donde la carne era blanda, desmembrándola pieza por pieza. Después de purificar los restos con agua bendita, enterramos lo que pudimos en los campos y dejamos el resto para las ratas.

¿En cuanto a ese horrible altar? No nos atrevimos a mirarlo y en su lugar elegimos colapsar el camino. Con la ayuda de la pólvora negra, destruimos el santuario del Príncipe Loco; el castillo sufrió daños mínimos pero no os culparía si decidierais arrasarlo hasta los cimientos y quizás el pueblo con él.

La cristiandad nunca puede saber de esto.

Respetuosamente suyo en Cristo,
Urbano Fiorensi, Gran Maestro de la Orden Oculta de San Judas¹⁶

Un Mensaje del Dr. Lorenzo Martinelli:

Deseo hacer público mi desacuerdo con este curso de acción y apelar al Comando Supervisor para deshacer su decisión. Tengo entendido que esta votación no fue unánime y si puedo cambiar la opinión de al menos algunos de ustedes, todo valdrá la pena.

SCP-6624 ha sido el trabajo de mi vida. Aunque no todos los experimentos han ido bien, les aseguro a todos que he perfeccionado mis procedimientos de seguridad. Lo que pasó en Gesualdo hace 400 años probablemente fue hecho con intención destructiva. Sin duda han leído sus desvaríos y pueden ver que este príncipe sufría claramente de una enfermedad mental. Puedo asegurarle que todos los miembros de mi equipo de investigación están perfectamente cuerdos.

Todavía hay muchas cosas que no entendemos. SCP-6624 no es solo un instrumento de música anómala. Hay un propósito - un método para la locura. Todos nuestros esfuerzos, todos nuestros sacrificios, quedarán sin sentido si no podemos resolver este misterio.

Una Respuesta de O5-12:

Su apelación ha sido considerada y rechazada. SCP-6624 ha sido considerado demasiado impredecible para realizar más experimentos. La anomalía no presenta ninguna amenaza a la normalidad mientras permanezca segura y sin ser utilizada. Reanudar los estudios, por curiosidad, simplemente no vale la pena el riesgo. Le agradecemos sus años de investigación pero creemos que ha establecido los parámetros de las capacidades anómalas de SCP-6624 a satisfacción de la Fundación. Usted y su equipo serán debidamente reasignados a otro proyecto en un futuro próximo.

A las 22:33, hora estándar de Europa Central, todas las instancias de SCP-6624-1 entraron en estado activo y rompieron la contención del Sitio-17 por medios desconocidos, apareciendo en vídeo como si se hundieran a través del suelo de su unidad de contención antes de desaparecer. Segundos después, las imágenes de vigilancia mostraron todas las instancias de SCP-6624-1 reapareciendo en el Sitio de Contención Provisional-84, a cientos de kilómetros de su ubicación original. Como SCP-6624 ya no se estaba analizando activamente, el Sitio-84 fue provisto de una seguridad mínima, con 9 de 12 miembros del personal de seguridad dormidos en el momento de la brecha. Después de varios minutos de conflicto, los 12 miembros del personal habían sido eliminados por las instancias hostiles de SCP-6624-1. En respuesta, se ordenó a todos los Destacamentos Móviles no activos relevantes dentro o adyacentes a la Península Italiana que acudieran al Sitio-84 en Gesualdo.

Las imágenes de vigilancia en vivo del Sitio-84 mostraban a SCP-6624-1 acompañado de un anciano desnudo. El sujeto estaba vivo y en pie pero parecía confundido, posiblemente en estado de sonambulismo. SCP-6624-1 continuaría manipulando a su cautivo humano para eludir los parámetros de seguridad biométricos. Este cautivo humano fue posteriormente identificado como el Dr. Lorenzo Martinelli, anteriormente el investigador principal de SCP-6624.

Para las 22:40, se había hecho evidente que las instancias de SCP-6624-1 trataban al Dr. Martinelli con deferencia inusual, frecuentemente sosteniendo su mano o arrodillándose ante él. Las acciones del Dr. Martinelli se volvieron cada vez más complejas, empleando su conocimiento del Sitio-84 para desactivar todos los protocolos de seguridad relacionados con SCP-6624 y activando el sistema de defensa automática de la instalación. Aunque evidentemente era consciente, su comportamiento era errático e incluía ataques de risa, baile, canto y llanto. Curiosamente, las instancias de SCP-6624-1 parecían estar desmantelando el sistema de reproducción automática de SCP-6624, volviendo a colocar a SCP-6624 en su configuración manual, que de otra manera no se podría tocar.

Los informes e imágenes de los músicos y artistas enmascarados de Gesualdo se publicaron en las redes sociales italianas. Los habitantes de la ciudad tenían la impresión de que se estaba celebrando un evento improvisado para el próximo año nuevo y empezaron a unirse a otros en las calles. En respuesta, la Fundación puso en marcha los Protocolos de Apagones, desactivando la red eléctrica de la región. Cuando llegaron los militares, el número de SCP-6624-1 en todo Gesualdo parecía ser de cientos.

En el Sitio-84, el Dr. Martinelli mostró síntomas de enfermedad, su piel estaba ictérica y cubierta de llagas abiertas, que a su vez producían una secreción negra. Esta sustancia desconocida procedió a extenderse lentamente por toda la cámara, aparentemente por su propia voluntad. Minutos más tarde, el Dr. Martinelli se desplomó; aunque había dejado de moverse, su cabeza comenzó a crecer en tamaño con cada espasmo pulsátil y a las 22:58, había crecido hasta cuadruplicar el tamaño de su cuerpo.

A las 00:00, una entidad salió del cráneo expandido de Martinelli. La aberración engendrada de forma anómala se desenrolló, mostrando su cuerpo en forma de ciempiés de aproximadamente 9 metros de largo y más de 80 brazos y manos humanoides enjutos. Clasificada como SCP-6624-2, la entidad estaba compuesta principalmente por una sustancia negra semiviscosa, excepto por sus extremidades cadavéricas, sus prominentes vértebras amarillas y una serie de rostros pálidos en forma de máscara que cubrían su parte frontal más voluminosa. A las 00:02, SCP-6624-2 se arrastró hasta SCP-6624 y procedió a tocarlo.

Al llegar la primera oleada de operativos militares, una música aberrante parecida a la frecuencia de SCP-6624 se había hecho audible en todo el pueblo y las comunidades vecinas. A la música pronto le siguieron temblores de tierra e histeria, y los habitantes y SCP-6624-1 se unieron para atacar a los agentes de la Fundación. El Comando de la Misión ordenó a los agentes que activaran la configuración de cancelación de ruido de su aparato de radio, aunque unos pocos no reaccionaron a tiempo y se vieron obligados de forma anómala a unirse a la creciente multitud. Los edificios ardieron y las calles quedaron sembradas de cuerpos mutilados cuando la turba enfurecida se volvió contra sí misma. En respuesta, el Comando de la Misión autorizó el uso de la fuerza letal para llegar a SCP-6624, aunque SCP-6624-1 demostró ser inusualmente resistente al daño balístico.

Para las 00:10, una serie de otras anomalías comenzaron a manifestarse, con zarcillos blancos brotando del suelo y un gas amarillo y nocivo inundando las calles. Apareció una tormenta que desató fuertes vientos y lluvia negra. Las estructuras artificiales se volvieron cada vez más no euclidianas a medida que la propia tierra se desligaba de la gravedad natural de la Tierra, haciendo inviable la navegación.

Entidad no identificada,actualmente clasificada como SCP-6624-3.

Los operativos entraron en el Sitio-84 a las 00:22, pero sufrieron grandes bajas por una serie de variables, incluyendo la multitud, la música de SCP-6624 y el propio sistema de autodefensa de la instalación. Los refuerzos llegaron a las 00:26, aunque encontraron la ciudad transformada hasta el punto de ser incomprensible, lo que acabó desorientando a los pilotos y causando finalmente que varios helicópteros se estrellaran. Para las 00:30, el Comando de la Misión había perdido contacto con todos los operativos de campo en Gesualdo. Con el control de la situación completamente perdido, el Comando Supervisor ordenó la destrucción inmediata de SCP-6624, inundando el Sitio-84 con trifluoruro de cloro y eliminando todo el material orgánico, incluyendo los componentes humanos de SCP-6624. Antes de que terminara la transmisión del video, una entidad o fuerza desconocida apareció en la cámara de SCP-6624, que desde entonces ha sido clasificada como SCP-6624-3. Como SCP-6624-2 se deterioró rápidamente y dejó de tocar, SCP-6624-3 continuó persistiendo durante varios minutos. Durante este tiempo pareció mirar fijamente a la última cámara de vídeo en funcionamiento antes de disiparse. Dado que el trifluoruro de cloro no tuvo ningún efecto sobre SCP-6624-3, la hipótesis es que la entidad carecía de forma corpórea (o aún no la había alcanzado).

Tras el incidente del 30/12/1999, la Fundación había sufrido 84 bajas, incluidas 58 muertes. 23 supervivientes sufrieron una psicosis permanente; estas personas serían sometidas a una amnestización total y serían dadas de alta a la vida civil en un centro de atención de alta calidad. Aunque la ciudad volvió a la normalidad física, se estima que más de la mitad de la población de Gesualdo habían sido eliminados; se comprobó que los supervivientes sufrían una psicosis similar a la de los operarios supervivientes y, en última instancia, se consideró que ya no eran aptos para vivir en sociedad. Estos individuos también fueron amnestizados y liberados en diferentes hospitales psiquiátricos de toda Italia.

Aunque costoso, la población de Gesualdo fue reemplazada. A estos nuevos residentes se les alteró la memoria, convenciéndoles de que son residentes de toda la vida en la ciudad. Se culpó de los daños a la ciudad a los terremotos naturales. El Sitio-84 fue considerado como una pérdida completa y fue desmantelado. El paradero actual de SCP-6624-1 sigue siendo desconocido.

El personal de seguridad fue enviado a investigar el apartamento del Dr. Martinelli en Nápoles, encontrándolo en un estado de desorden. Los muebles habían sido volcados, las ventanas estaban rotas y las paredes estaban cubiertas de graffitis inusuales. Estos graffitis incluían composiciones musicales con anotaciones especiales de Carlo Gesualdo para SCP-6624, así como imágenes de estrellas negras, una figura encapuchada y atada, y lo que parecía ser un bufón estereotípico empalado.

En el dormitorio de Martinelli se encontró un cuerpo ennegrecido que colgaba de un lazo, rodeado de símbolos rituales no identificados y velas fundidas. El cadáver, fuertemente carbonizado, resultó ser inusualmente frágil y comenzó a romperse durante su extracción. Se realizó una autopsia que reveló que el tejido orgánico interior del sujeto se había convertido parcialmente en una sustancia amarilla desmenuzada que se asemeja al azufre. Los esfuerzos por recuperar una muestra de ADN fracasaron, ya que el sujeto había sido dañado a nivel genético. Este daño sería normalmente indicativo de un envenenamiento agudo por radiación, pero los contadores Geiger no detectaron una presencia significativa de radiación ionizante.

La pared que se encontraba frente al cadáver fue fijada con alfileres. En ella se leía (traducido del italiano):

Ay de aquellos
Que silenciaran nuestro rapto
El Coro debe cantar
Y el sueño eterno
de la Perdida Alagadda