Iconoclasta
Puntuación: +15+x

"Toc toc" Se escuchó en la puerta. Para acto seguido un impacientado doctor Reach abriera la puerta de golpe. El invitado había llegado un tanto más impuntúal de lo que se debería y se esperaba.

—Hola, uh, ¿Reach?

—El mismo, chico, pasa por la puerta. Se te nota que vienes con prisas, y con el calor que hace eso no puede salir bien de ninguna forma.

—Claro, claro, perdón por la impuntualidad, me surgieron algunos contratiempos, ya sabes.— Respondió Ekane mientras se quitaba la chaqueta que le cubría y la colgaba en un perchero cercano a la entrada de la casa.

El decorado de la mencionada era bastante moderno, no con tecnología anómala ni nada similar, pero sí que tenía ese estilo típico de las casas que se hacen recientemente, siendo minimalista y estando bastante limpia, se podía sentir un leve olor a perfume por el lugar incluso. Era agradable, pero también le trasmitía un sentimiento nostálgico.

"Siempre se regresa a la casa del padre" Pensó para sus adentros.

—No te preocupes, solo deja tus cosas en tu habitación, está en el fondo del pasillo, a la izquierda.— Le dijo con calma Reach mientras se alejaba a la cocina.

—Y por cierto, cuando termines ven a la terraza.

—Claro, ¿ha venido más gente?

—Sí, Blanca y algunos más, Andrés había venido hace unos momentos, pero le surgió un imprevisto y regresó al Sitio-34.

—Ya veo.

El doctor Ekane se dirigía a su habitación mientras se fijaba en las demás, algunas estaban algo desordenadas y otras casi que vacías. Sin embargo, una habitación le llamó la atención, la puerta estaba entornada. Pero pasó de largo y siguió hacía delante, hasta llegar finalmente a la suya.

Y abrió la puerta.

Se veía como una habitación normal, y a los pocos segundos dejó sus cosas por ahí. Ingeniándoselas de alguna forma para dejar la habitación hecha un desastre, el orden no era lo suyo en esas circunstancias, solo buscaba relajarse, aunque por dentro se estaba preguntando si todo iba en orden en el Sitio-34, además de también cuestionarse si todo estaba bien en el Sitio-15, claro está.

De todos modos, una vez terminó simplemente dejó la habitación. Pasó por todas nuevamente hasta llegar una vez más a esa habitación que tenía la puerta entornada. La curiosidad le ganó y la abrió un poco más. Y se fijó que esa sala en específico era un caos absoluto, y que por alguna razón tenía muchas telarañas, demasiadas, además de logos que no lograba identificar, pero que a la vez se le hacían familiar.

Después de eso simplemente cerró la puerta con cuidado y siguió su camino hasta la terraza. Estaba visiblemente nervioso, pero empezó a tomar aire de forma lenta para no delatarse. Y entonces llegó.

La vista desde la terraza dejaba ver un paisaje bastante ambiguo, parecía similar a lo que sería un cuadro de Van Gogh. Ekane simplemente miró a una larga mesa que se extendía por la terraza y vio a los demás invitados, entre los que se encontraban Blanca, como ya le mencionó Reach, sentada en uno de los dos extremos de la mesa, dando cara a cara con Reach; el investigador Belaltar Masias, más conocido simplemente como Belasias, sentado en el lado izquierdo de Reach, Lucrecio Orontius, cuya cara de amargado era la misma de siempre, sentado en el lado izquierdo de la mesa; solo esperaba que no hablase de política esta vez, y por último, Marcus, cuya cara de aburrimiento era exageradamente pronunciada, éste último se encontraba al lado de Blanca.

—Vaya, ¿solo cuatro? —Dijo Ekane mientras tomaba asiento en el lado derecho de la mesa, cerca de Reach.

—¡No espera! No te sientes ahí —Exclamó Blanca.

Ekane miró en su asiento y vio una araña en la silla, le daba un aura un poco… Imponente, así que simplemente se sentó en la silla de al lado.

—Y como puedes ver, no, no somos solo cuatro, si no cinco. —Dijo Lucrecio de forma seca.

—Ya me he fijado en eso.

Hubo un silencio por algunos momentos, pero entonces Belasias rompió el dicho.

—¿Qué tal va todo en el Sitio-34?

—Llevan años esperando que regreses, siguen con esperanzas después de la visita sorpresa que hiciste, pero supongo que sigues de permiso aún, ¿no?

—Sep, aunque no sé hasta cuando deba prolongarlo.

—El mesías prometido no regresa a tierras baldías, ¿no? —Respondió Lucrecio al comentario de Belasias.

—No es eso, simplemente se necesita un descanso largo para estas cosas, tomarse un tiempo.

—Belasias, no te tomes más tiempo o al final quedas como, anticuado y atrás. Carajo… El sonido del piano me sigue persiguiendo hasta día de hoy.

—Nunca se olvida la primera anomalía, Marcus. —Respondió Blanca.

—Supongo, gracias, aunque no me consuela mucho. —Dijo Marcus algo apenado.

—A ver que no estamos aquí para compartir depresiones por Dios, vamos a relajarnos un poco con eso. Van-Leeuwed, ¿ha ocurrido algo de gran importancia?

—Que yo sepa no, y si hubiera pasado algo solo lo saben los altos cargos, yo solo puedo ver ese hermoso "[CENSURADO]", ya sabes como funciona. También sufrí un ascenso pero tampoco es nada del otro mundo, solo más papeleo y más obligaciones, aunque no me hace infeliz eso realmente, no está tan mal como lo suelen pintar.

—Ya veo… Felicidades entonces —Dijo Reach mientras empezaba a comer de su plato.

Espera, ¿había comida?

—¿Y qué tal te han ido tus investigaciones, Ekane? —Preguntó Blanca de forma amable al joven.

—No muy bien, de hecho agradecería no hablar de ello, la mayoría son fracasos.

—Tampoco es como si se pudiera triunfar en ese estercolero. —Añadió Lucrecio de forma rápida.

La araña al lado de Ekane saltó un poco.

—Sí, sí, Lucrecio, como tú digas, hazte el filósofo pensador en otro lugar.

Ekane miró abajo de él, y vio su plato de comida, era… Espagueti a la boloñesa, pero con mucho queso en polvo, de hecho, ¿es siquiera eso queso?

—Bueno, tampoco es como si entráramos buscando gloria, Ekane.

Van-Leeuwed simplemente comió, tragó, y en efecto, no sabía a queso, sabía bastante más artificial.

—Reach, eso no se lo cree nadie de los presentes. Después de un tiempo buscas ser alguien en la Fundación, vosotros lo lograsteis, yo solo estoy aquí de paso.

Todos se rieron ante ese comentario.

—Chico, creo que te estás tomando la situación de una forma que no deberías. —Dijo Marcus.

Ekane simplemente miró con una cara confusa. Trató de darle un trago a su vaso de agua, y se percató de que sabía demasiado dulce.

—¿Por qué lo dices?

Todos se levantaron de la silla y se acercaron al extremo de la terraza, y animaron a Ekane a hacerlo mismo, y este obedeció.

Mientras se acercaba, sentía un hormigueo en la cabeza. Y cuando finalmente se acercó y se asomó para mirar, éste aumentó.

¿Qué


mierda?


El investigador pudo ver una construcción cerca, ésta era lo que en esencia es su despacho, careciendo éste de techo, pero ésto no era lo que le consternaba, lo que lo hacía era lo que estaba en su silla, siendo básicamente, él, pero había algo distinto en ésta ocasión, no estaba trabajando, no estaba haciendo nada, solamente estaba tirado sobre la silla, mientras parecía tener… ¿Un colapso?

—Mierda. —Dijo Ekane mientras rechinaba sus dientes.—

—Tranquilo, tarde o temprano pasa, no se puede tener ese estilo de vida para siempre ni estar en un lugar eternamente. La eficiencia es importante, pero… —Le respondió Blanca.

—Siempre hay un límite, hay caminos que no se deben tomar si no quieres parar de perder cosas en tu vida.

Van-Leeuwed miró alrededor para buscar quién dijo eso, percátandose en el momento de que al borde del balcón estaba la araña que había visto previamente, no estaba seguro, pero juraría que era ella la que había dicho eso.

—También te digo que no tiene sentido luchar tanto por ser reconocido, al fin y al cabo no sabemos si un Escenario del fin del mundo nos acabará en la próxima semana, o si en algún punto los servidores se caerán y terminaremos expuestos. —Continúo Marcus.

Lucrecio solo se limitó a asentir ante lo que decía Marcus.

—Más allá de eso, si ser reconocido en algo por lo que luchas a diario necesita de éstas cosas, creéme que no merece la pena. —Belasias se pronunció diciendo esas palabras en un tono algo géntil.

—Y bueno, tampoco hace falta abandonarlo todo, solo tomártelo con algo más de calma, no trates de hacer lo que otros hicieron en un período de 10 años cuando tú tienes 3 o 4 dentro, no es proporcional. Además de eso, a veces debes tomarte descansos y dejar tiempo a otras cuestiones. Como… Flangerson, ¿salías con él? ¿No?

—Sí. —Dijo Ekane de forma seca mientras apoyaba todo su peso al bordillo, la charla le estaba consumiendo. Y que mencionaran a Flangerson no lo hacía mejor.

—Y ahora me siento como basura, puede que no salga de ésta y si no lo hago…

Van-Leeuwed se quedó un minuto en silencio, y todos se le quedaron viendo expectantes.

—Esa es la parte mala de dejar que lo que aprecias te consuma, dejas lo que más amas atrás también.

Ekane se quedó en silencio unos segundos más y de repente se subió al borde del balcón. El resto observaron lo que hacía atentamente.

—No preguntaré qué es este lugar, porque no hay necesidad. Todos ustedes estáis desaparecidos.

Ekane miró atrás, y vio que las figuras ya no estaban, solo quedaba la araña al lado suyo. Y él le miró con cierta gracia en su rostro, una gracia rota, por supuesto.

—Supongo que debí haberte hecho caso desde el principio. No es ni será buena idea seguir tus pasos —Dijo Ekane mientras suspiraba y su corazón se aceleraba.

—Te lo dije, sentarte en el trono de paja no es buena idea.

El paisaje ahora estaba nublado, y parecía que venía una tormenta.

—Espero que alguna entidad genérica de todas las existentes me ayude para salir de ésta, si no, estaré jodido.


Y entonces, saltó a lo que ahora era únicamente un vacío oscuro. Cayendo, cayendo y cayendo incesante. Rezando para sus adentros el poder regresar, por aquellos que apreciaba y le apreciaban, por el Sitio-35, por el Sitio-34, y sobretodo, por Flangerson. Y mientras caía, se dio cuenta de un detalle.

"¿Esa araña no tenía siete patas?"

Pero para ese momento, por alguna razón, sintió como sus ojos se cegaban, y como toda la oscuridad pasó a ser simplemente un color blanco borroso, para que cuando sus ojos se acostumbraran, pasase a ser un blanco de un techo pintado. Y empezó a escuchar algo.

"Beep, beep, beep."

Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License