SCP-6000-A sonrió con una risa parecida a la de una serpiente y agitó un dedo a través de sus esposas.
—Directora, hemos pasado por esto. Usted no puede escoger el final de la historia.
Ella miró hacia abajo.
—Pero puede elegir cómo decide tomárselo. Puede sentarse y llorar porque las viejas historias con las que se encariñó se han ido… o puede sonreír y continuar con la siguiente estantería.
Ella volvió a mirar arriba.
Ya no estaban en la Celda de Detención B918. Estaban de pie entre dos libreros gigantescos que parecían seguir para siempre antes de separarse repentinamente en más libreros. Cada espacio estaba lleno con el lomo de un libro diferente, desde tomos masivos hasta panfletos tan delgados como el papel. Habían personas de todas las formas y tamaños en túnicas sentadas aquí y allá, examinando la colección. El cielo era un vacío negro con constelaciones — ella podía oler el aroma del papel nuevo.
—Bienvenida a casa, Carcelera.
SCP-6000-A se había ido. En su lugar estaba una mujer asiática joven, tal vez de cinco pies de altura, con una serpiente enroscada en una muñeca tatuada en su cara.
Ella volvió a encontrar su voz.
—… ¿Cómo…?
—Te lo he estado contando. La Biblioteca es el final de tu historia, pero eso no tiene que ser algo malo. Porque puedes continuar a la siguiente historia.
Ella señaló a su alrededor, y unas de las otras personas miraron arriba. Una pocas se quitaron la capucha
—Adam.
Y Vasquez, y Kurtz, y Bardem y también Flores. Incluso creyó ver a algunos de los O5s en la multitud.
—El final no es la muerte, Tilly. Te aferraste obstinadamente a esa idea durante demasiado tiempo.
—¿Habrá nuevas historias? ¿Más mundos, con la Fundación? ¿Conmigo? ¿Con todo por lo que luchamos? ¿Todo lo que hicimos?
—Ya las hay. Así que…
Alcanzó la estantería y sacó un libro con una encuadernación gris y suave. La portada tenía un relieve con "SCP-6000" en letras ornamentadas.
Miró a su alrededor, a la Biblioteca imposiblemente grande. A la distancia, vio al mismo insecto gigante que les dio la bienvenida cuando la escuadra entró por primera vez. La saludo con una de sus pinzas.
—Creo que esto es.
—¿Esto es qué?
