PdI-000


Ha pasado muchos años desde la última vez que

Tu rostro invade mis sueños

Es difícil de recordar un momento en el que

No te puedo recordar

Te

Te extraño.

Hay una pausa, un breve cese del golpeteo rítmico del teclado, y el anciano mira hacia la luz del sol. Las hojas proyectan sus sombras danzantes en su cabeza mientras sueña una vez más, su mente agarra y se aferra a algo que no debería existir.

Es — no, no puede ser —

Las lágrimas caen de sus ojos cerrados.

Eres tú. Después de todo este tiempo, has-

El padre una vez más vuelve a poner sus manos y pies en la máquina de escribir y comienza a escribir. Sus lágrimas fluyen sin cesar, y no les concede un segundo pensamiento.


Ítem: SCP-XXX

Clasificación del Objeto: Sin contener

Procedimientos Especiales de Contención: SCP-XXX debe ser considerado una Persona de Interés y no debe ser contenida.

Descripción: SCP-XXX es un chimpancé macho joven (Pan troglodytes) mostrando una inteligencia avanzada. La entidad es capaz de escribir en Inglés y Suajili, y demuestra un comportamiento similar al de un ser humano adulto.

Cuando se siente amenazado o se encuentra bajo estrés, SCP-XXX es capaz de causar que el material escrito (referido ahora como instancias de SCP-XXX-1) que él eso él produce para emitir radiación. La cantidad exacta de radiación emitida por las instancias de SCP-XXX-1 es desconocida.

SCP-XXX fue contenido 6 meses en 2014 por el Grupo de Interés Marshall, Carter, and Dark. Durante ese período, SCP-XXX sufrió de varios traumas psicológicos y físicos por parte de sus captores. Se cree que esto contribuyó al despertar de su habilidad.



El anciano suspira y se echa para atrás. Las lágrimas comienzan a secarse.

Donde sea que estés, y lo que sea que se interponga en tu camino, lo superarás. Crecerás y te harás más fuerte.

Yo creo en ti.

Y estoy orgulloso de ti.

Te quiero mucho, mi hijo.




Ha pasado un tiempo desde ese entonces. Traté de posponer la escritura desde que dejé ese Infierno y comencé de nuevo, pero ahora está claro que no soy nada sin eso.

Es una razón terrible para empezar a llevar un diario, ¿eh? Me prometí a mi mismo que dejara de decir tonterías poéticas, pero puede que no sea nada sin eso también.

De todas formas.

No mucha gente se fijó en mí en el piso 13 de ese hotel, y los que lo hicieron solo asintieron y me saludaron como si yo fuera uno de ellos. Eventualmente encontré un ascensor, y apreté el botón para bajar — si la gente del piso 13 me trató como uno de ellos, la gente del ascensor me trataría como si fuera nadie.

Me las arreglé para robar algunas billeteras de las personas con las que pasaba en ese edificio. Todos ellos son descaradamente ricos — los que mi papá llama burgueses y los que yo llamo explotadores, sacados directamente de sus bolsillos y llenos de oro. No tuve que tocar el bolso de otro, y nadie pareció darse cuenta del inmundo chimpancé de ojos locos hurgando en los bolsillos mientras corría por los pasillos; — probablemente por el fedora. Todo iba bien. En el momento en el que salí del hotel, entré en un trance. Las vistas y los sonidos de la ciudad, la libertad, me tranquilizaron más de lo que nadie podría saber o entender, y por una vez supe que estaría a salvo sin importar dónde terminara.

Terminé donde la gente y los chimpancés con una nueva riqueza y un conocimiento de la moneda son propensos a hacerlo — las grandes tiendas. Caminé en un trance por dios sabe quién cuantos bloques, todavía agarrando esas gordas billeteras en mis manos, por lo que sentía la necesidad de comprar algo para aligerar la carga. Terminé con dos billeteras menos, dos trajes grises de tres piezas para niños, otro fedora (normal), y un par de cómodas zapatillas negras, un diario y un paquete de bolígrafos — las últimas dos cosas, lo admito, fueron compradas por impulso. La cajera no pareció darse cuenta cuando me aferré al mostrador y le entregué el dinero en efectivo con el pie derecho, y nadie pareció prestarle atención cuando salí del baño de la tienda vestido con torpeza, mirando a todo el mundo como un simio de circo.

Supongo que lo siguiente que debía hacer era documentar mis viajes al supermercado, al alquiler de mi apartamento, y todos esos detalles sin sentido de la vida cotidiana de un joven chimpancé en la ciudad — y supongo que valdría la pena escribirlo. Pero eso no es importante, al menos no por ahora. Hay más cosas de las que vale la pena atender.

Pero… supongo que nunca me ha hecho daño escribir más de lo que tenía que hacer antes.

En mi primer día de completa libertad, tomé el metro por primera vez. Me paraba en la cintura de todos los que estaban ahí, así que en lugar de quedarme en el suelo, decidí meterme en un portaequipajes superior y dormir. Nadie trató de prestarme atención.

En mi segundo día de completa libertad, me colgué de la ventana de mi apartamento y me columpié y subía y bajaba las paredes del edificio dos veces. Nadie pareció o se atrevió a notarme.

En mi tercer día de completa libertad, no miraba hacía donde iba y tropecé con un peatón. Ambos nos caímos y mi cerebro se cayó de mi cabeza por un momento. Al principio, ignoró su bebida tirada y me miraba con los ojos abiertos — luego, me apresure a colocarme el fedora y su mirada cambió. Ambos tomamos caminos separados como si nada de esto hubiera sucedido.



La cosa ahora es que, podría quedarme en mi apartamento y consumirme por el resto de mi vida. Y supongo que sería una vida segura. Así como terminó mi padre, al menos, y el apartamento es otra caja cómoda cuando lo piensas.

Probablemente no debería insultar así a mi padre. Después de todo estoy a punto de hacer lo mismo que él.

Una cosa en la que nunca me detuve a pensarlo es como mi padre realmente nunca me enseñó a escribir. Todo fue por instinto, como aferrarme a mi madre, a los árboles, y usar palos para sacar termitas de los agujeros — como cualquier otro instinto, no pensé mucho en eso, estaba confundido cuando mis padres me adularon la primera vez que me senté a la máquina de escribir y escribí en un inglés perfecto. Como lo hacía mi padre, que la primera cosa que escribí era algo que no debería existir — sobre cosas que no eran normales. Antes de que me secuestraran, de hecho, eso es todo lo que escribí.

Tenía una sensación especial cada que escribía sobre algo fantástico e inexplicable, la incomparable sensación de aprender, de salir de mi página después de haber aprendido sobre el mundo y cómo funcionaba. Mi cerebro buscaba conocimiento, y mis dedos mecanógrafos lo proporcionaban. Y aunque mis habilidades de adquirir instintivamente este conocimiento se desvanecieron con el tiempo, mi hambre nunca lo hizo.

Puede que sea solo un chimpancé, y puede que sea una locura salir y hacer eso, pero soy tan inteligente como para desperdiciar mi potencial. Por qué, como todo ser inteligente, quiero que mi existencia tenga sentido.

Y si eso es lo que realmente quiero, entonces tengo algo de trabajo que hacer.

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