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1 de octubre, 2017
El director del sitio, Edgar Holman, estaba sentado en su despacho del Sitio-64, con un pequeño montón de archivos desperdigados ante él. La investigadora Cooper estaba sentada en una silla en el lado opuesto, con una expresión de confianza mientras le observaba leerlos. Los objetos anómalos salían a borbotones de Tres Portlands todo el tiempo, y normalmente acababan en el ala de almacenamiento de baja seguridad del sitio para acumular polvo hasta el fin de los tiempos. Lo que era raro, era cuando salía a la superficie algo de los días en los que los Laboratorio Prometheus utilizaba Tres Portland como paraíso fiscal. En este caso concreto, el artefacto en cuestión era un polvo azul eléctrico que, al ser inhalado, permitía al usuario hablar con los muertos. Holman dejó el archivo del Objeto Experimental y frunció el ceño.
“Repíteme ¿dónde dijiste que Tau-51 recuperó esto?” Preguntó.
“La ciudad vieja, señor.” respondió Cooper. “Unos jóvenes anartistas lo estaban utilizando como parte de una actuación experimental en la que todos los actores han fallecido.”
Holman asintió.
“Entonces, ¿funciona? ¿no ha sido sólo un grupo de personas que se drogan?”
“Bueno, técnicamente lo es,” se rió Cooper. “Las resonancias magnéticas mostraron que ilumina las mismas regiones del cerebro que el LSD, y las alucinaciones auditivas y visuales abundan. Pero los ensayos de clase D confirman que los sujetos son capaces de hablar con los muertos, o con algo que tiene los recuerdos de los muertos.”
Holman esbozó una pequeña sonrisa al notar la emoción en los ojos de Cooper. La mayoría de los objetos traídos al Sitio-64 desde la escena artística de Portland merecían poco más que un número de artículo anómalo. No era frecuente que pudieran presentar un objeto para su designación como SCP.
“Siempre y cuando el borrador aquí presente cuente con su aprobación, estaremos listos para presentarlo tan pronto como tengamos su firma" dijo con una sonrisa.
Holman asintió y buscó su bolígrafo, pero se detuvo. La sonrisa de Cooper desapareció.
“Voy a dejar esto para más adelante…” comenzó. “En cuanto los analistas se enteren de este tema van a empezar a mirar hacia los desarrolladores de paratecnología para hacer nuestra propia versión. La capacidad de hablar con los muertos tiene mucho recorrido. Ahora que tenemos el laboratorio de Materiales Anómalos funcionando a pleno rendimiento, vamos a ver si podemos averiguar cómo sintetizarlo primero, y poner realmente al Sitio-64 en el mapa."
31 de octubre, 1998
Edgar y Rita estaban sentados en la sala de estar de su casa, con vistas a la calle cubierta de hojas. Soplaba un viento gélido mientras el sol desaparecía tras las lejanas colinas de Portland. Rita estaba envuelta en una gran colcha. Edgar le entregó una taza de sidra con especias antes de sentarse a su lado y sonreír. Al final de la calle podían distinguir las formas de su hija menor pidiendo caramelos con un grupo de amigos. Iba vestida de perrito caliente, con mostaza. El mayor estaba repartiendo caramelos a sus coloridos invitados.
“Feliz cumpleaños” dijo Edgar, retirando un poco de la larga melena negra de su mujer detrás de la oreja y dándole un beso en la mejilla.
“Feliz Halloween,” respondió con una cálida sonrisa. “Espero que no hayas tenido que pedir demasiados favores para tener el día libre.”
“En absoluto,” respondió Edgar al instante con una risa. “Me rogaron que me mantuviera alejado.”
Los dos se cogieron de la mano y dirigieron su atención a la multitud de personajes disfrazados que deambulaban por la calle.
2 de octubre, 2017
El investigador Conwell parpadeó unas cuantas veces para asimilar las palabras del Director Holman.
“¿Un… un mes?” Tartamudeó. “¿Quiere que esto se haga en un mes?”
“¿Puede hacerlo?” preguntó Holman.
Conwell revisó el papeleo y se pasó nerviosamente la mano por su alborotado pelo. Finalmente se encogió de hombros.
“¿Tal vez? Quiero decir…” Respondió. “No nos está dando mucho para empezar. No tenemos la documentación original de los Laboratorios Prometheus, y si este polvo fue sometido a algún tipo de procesamiento anómalo al que no tenemos acceso, estamos hundidos. Mi equipo es bueno, pero no somos alquimistas.”
Holman sonrió pícaramente.
“No estoy oyendo un no…”
Conwell frunció el ceño.
“Voy a tener que dejar de lado al menos otros tres proyectos de síntesis por esto, lo sabe, ¿verdad?” preguntó. “Voy a redirigir a esos investigadores enfadados hacia usted.”
“Haz lo que tengas que hacer.” dijo Holman encogiéndose de hombros.
“De acuerdo entonces…” suspiró Conwell.
“Grandioso. Manténgame informado.” dijo Holman con una tímida sonrisa. Luego saludó con la mano mientras salía del despacho.
Conwell se hundió más en su silla mientras miraba el papeleo y las muestras que tenía sobre su escritorio, luego puso algo de música.
Losing My Religion de REM empezó a sonar.
31 de octubre, 2014
Edgar y Rita estaban sentados en el salón de su casa, mirando la lluvia que caía sobre los niños que pedían dulces. Rita estaba envuelta en su gran colcha, con los ojos ligeramente hundidos mientras miraba en silencio a los niños que corrían de puerta en puerta. Edgar le ofreció una taza de sidra con especias, pero ella la rechazó. Se sentó silenciosamente a su lado y se unió a ver pasar a los niños que pedían dulces.
“Feliz cumpleaños” dijo Edgar en voz baja. Le dio a su mujer un beso en la mejilla. Esta vez no había pelo para apartar detrás de la oreja.
“Feliz Halloween,” respondió finalmente con una débil sonrisa. “No… no has tenido que pedir demasiados favores para que te den el día libre… ¿verdad?”
Edgar permaneció en silencio durante unos instantes.
“En absoluto.” susurró finalmente Edgar. “Me rogaron que me mantuviera alejado.”
Edgar buscó la mano de su mujer e introdujo la suya suavemente entre sus dedos hasta que los apretó con fuerza. La piel de ella estaba húmeda en su agarre. Ella se volvió para mirarlo con una sonrisa de disculpa y luego apoyó la cabeza en su hombro.
8 de octubre, 2017
Hola, se ha comunicado con Karen y Ted Holman. No estamos disponibles para atender el teléfono en este momento, así que déjenos un nombre y un número y nos pondremos en contacto con usted lo antes posible.
“Hey Ted, soy papá.
Me preguntaba si tú y Karen teníais planes para Halloween. Sé que los gemelos están llegando a esa edad en la que son lo suficientemente mayores como para ir a pedir dulces… y esperaba que no os importara que os acompañara. ¿Sabes? Algo para sacarme de la casa…
De todos modos, espero tener noticias tuyas pronto. Saluda a Karen de mi parte.”
31 de octubre, 2016
Edgar estaba sentado en su sala de estar, solo. Estaba en el Sitio-64 cuando el trabajador del hospicio le llamó a principios de mes. Debido a un fallo de seguridad en ese momento, había tardado otras cuatro horas en conseguir llegar a casa.
Edgar observaba en silencio el paso de los niños que se dirigían a pedir dulces a su casa, y únicamente volvió en sí cuando una taza de sidra con especias apareció frente a él. Se giró para mirar a su hijo mayor.
“Mamá te mataría si supiera que has dejado esta tradición” dijo Ted, entregándole a su padre la taza humeante. Edgar la cogió con poco entusiasmo.
“Gracias…” susurró Edgar. “Y gracias por estar aquí…”
Ted puso una mano en el hombro de su padre.
“Por supuesto.”
“¿Alguna noticia de tu hermana?”
Ted negó con la cabeza.
“No creo que venga. Todavía está… bastante reacia. Dale tiempo. Terminará viniendo.”
Edgar asintió en señal de comprensión.
“Feliz cumpleaños…” susurró finalmente.
“Feliz Halloween,” contestó Ted.
12 de octubre, 2017
Está en el contestador de: Edgar Holman. Por favor, deje un mensaje después del tono.
“Hola papá, soy Ted.
Perdona por haber tardado tanto en responder. Las cosas han estado realmente movidas en el trabajo, aunque estoy seguro de que sabes más que yo sobre ese tipo de cosas…
Siento decirte que Karen y yo íbamos a una fiesta de Halloween en casa de una de sus amigas esa noche. Los padres de Karen accedieron a cuidar a Arthur y Laura.
Escucha, llámame cuando recibas esto. Podemos quedar a comer. Ponernos al día. Sé que esta época del año es un poco difícil…
Hablamos pronto.”
15 de noviembre, 2016
“Supongo que no entiendo por qué es necesario esto” suspiró Holman, el psicólogo que se sentaba frente a él asintió y anotó algo en su cuaderno.
“La pérdida de un cónyuge suele ser un duro golpe para la gente, Edgar.” respondió el Dr. Aeslinger. “Los superiores sólo quieren que me asegure de que estás bien.”
“¿Qué… creen que voy a contratar a algún demonio para revivir a Rita?”
“¿Lo harás?” respondió el Dr. Aeslinger con una risa simpática. Holman frunció el ceño.
“Rita luchó durante años. Los trabajadores del hospital la hicieron sentir cómoda al final, y tuvo a sus amigos y familia alrededor cuando falleció. Pocas personas pueden decir eso. Estoy bien, ¿de acuerdo? No se me va a ir de las manos. No se me va a ir la cabeza. Estoy bien. Sólo quiero volver al trabajo.”
El Dr. Aeslinger tomó varias notas.
“Ed, necesito hacer una evaluación completa, así que vamos a estar aquí un rato. ¿Te importaría responder algunas preguntas para mí?”
14 de octubre, 2017
Hola. Soy Linda. Me has echado de menos, así que continua y haz lo tuyo después del pitido.
“Hola Linda, soy papá.
Me preguntaba si estabas libre este Halloween. Sé que es última hora, pero pensé que podríamos aprovechar esta oportunidad para ponernos al día… tal vez ver alguna de esas películas de terror que tanto te gustan. Todavía no he visto La cabaña en el bosque.
De todos modos, avísame si estás libre. Mi número sigue siendo el mismo.
Te quiero.”
18 de octubre, 2017
El investigador Conwell y el investigador Cooper miraban la sala de pruebas a través del cristal unidireccional. Dentro de la sala únicamente había una camilla con un cadáver. En unos instantes uno de los clase D del Sitio-64 iba a ser enviado.
“Aquí no hay nada que hacer…” Suspiraba Conwell cogiendo un pequeño frasco de un estante cercano. Dentro había un polvo azul eléctrico.
“¿Crees que funcionará?” preguntó Cooper, mirando el vial con curiosidad.
Conwell se encogió exageradamente de hombros.
“Literalmente no tengo ni idea,” respondió. “Químicamente, lo que hemos creado es idéntico al material de Prometheus, pero no sabremos si le han hecho algún truco adicional hasta que hagamos las pruebas. En este momento, hasta que consigamos la documentación original de Prometheus, estamos jodidos…”
“Ah…” Cooper frunció el ceño. “Crucemos los dedos entonces.”
“Crucemos los dedos.”
Conwell entregó el frasco a uno de los asistentes de Cooper y observó a través de la ventana de observación cómo se lo entregaban a la clase D que esperaba.
“D-1260,” Cooper habló por el micrófono después de que el clase D inhalara el polvo. “En unos momentos puede experimentar alucinaciones visuales y auditivas…”
22 de octubre, 2017
El director Holman ojeaba ociosamente informes en su ordenador cuando su secretaria avisó de la llegada de la agente Sasha Merlo. Con un fuerte suspiro, la expresión de cansancio del director se convirtió rápidamente en una de indiferencia profesional. Se acomodó en su asiento, fijando su postura, y esperó a que se abriera la puerta. Efectivamente, unos instantes después, la agente entró en la sala.
“Merlo,” Holman se dirigió a ella, sabiendo ya la respuesta a la pregunta que iba a formular. “¿A qué debo el placer?”
“¿Tienes planes para Halloween, Ed?” preguntó Merlo con una risa.
Holman levantó una ceja en señal de confusión.
“¿Qué?”
“Algunos miembros del personal del sitio y yo vamos a estar en el pub Secret Crest el día 31. Una especie de fiesta de Halloween no oficial. Eres más que bienvenido si quieres venir. Nos imaginamos que te gustaría tener algo de compañía.”
Holman miró a su escritorio y luego barajó unos cuantos papeles en silencio antes de responder.
“Gracias por la oferta Sasha, de verdad, pero ya tengo planes. Estaré bien, confía en mí.” Holman esbozó su mejor sonrisa tranquilizadora. Merlo asintió alegremente.
“Como quieras, la oferta sigue en pie si cambias de opinión.”
La agente Merlo hizo un medio saludo y se encaminó hacia la salida.
“Pero gracias por preocuparte. Se… se agradece,” dijo Holman cuando Merlo llegó a la puerta.
“Cuando necesite, señor. Cuídese.”
Holman la vio irse y luego miró su teléfono personal.
“Al menos, espero tener planes…”
28 de octubre, 2017
Holman silbó mientras miraba los numerosos frascos del polvo azul eléctrico expuestos ordenadamente en el escritorio de Conwell. El joven especialista en Materiales Anómalos mantenía una sonrisa de satisfacción bajo unos ojos cansados y privados de sueño.
“Así que su equipo lo consiguió, ¿eh?”
“Por supuesto que sí,” suspiró Conwell. “Nos costó varias noches, pero lo conseguimos. Si el presupuesto se pregunta por qué hemos quemado tanto café este mes, la razón está aquí.”
Conwell soltó una pequeña risa ante su propia broma.
“Denos un día para recuperar el aliento, y otro para escribir las instrucciones de síntesis, y esto debería estar listo para enviar para su designación.”
Holman asintió.
“Será difícil de negociar, pero creo que podremos arreglárnoslas. Sólo… No tarde mucho, Cooper está ansioso”
Conwell levantó las manos simulando terror. Holman se fijó en el anillo de titanio de la mano izquierda del investigador.
“No sabía que se había casado,” dijo Holman señalando la banda plateada. “¿Hace cuánto tiempo?”
“Un año, en noviembre,” respondió Conwell. “Sin embargo, parece que fue ayer. El tiempo vuela cuando estás atrapado aquí.”
Holman soltó una risita incómoda como respuesta. “Seguro que sí… ¿Tiene planes para Halloween?”
“Me temo que no,” dijo Conwell encogiéndose de hombros. “No sabía si íbamos a terminar a tiempo, así que le dije que probablemente estaría ocupado. Kate ya ha cogido un turno esa tarde. Probablemente iré a esa cosa a la que me invitó Merlo. ¿Y usted?”
“Ah, bueno, diviértase.” respondió Holman tras unos instantes de silencio. Luego asintió con la cabeza y comenzó a dirigirse hacia la puerta del laboratorio.
“Estoy deseando leer el informe de síntesis,” dijo Holman al cruzar el umbral. “Y saboree el tiempo que tenga arriba. Nunca se sabe cuándo se va a quedar uno atrapado aquí abajo durante un tiempo.”
Conwell observó a su superior marcharse, parpadeando un par de veces confundido.
“De acuerdo… entonces…” se dijo a sí mismo. “Rarito.”
30 de octubre, 2017
Está en el contestador de: Edgar Holman. Por favor, deje un mensaje después del tono.
“Hola papá, soy Linda.
Siento… no haberte respondido antes. Me temo que he cambiado los turnos con un compañero de trabajo en el hospital para que pueda llevar a sus hijos a pedir caramelos. Así que no creo que esté por aquí.
Como en los viejos tiempos, ¿eh?
Erm, lo siento. No ha sido mi mejor frase.
Teddy ya me ha dicho que habéis quedado el día 4. Veré si puedo unirme ese día.
Cuídate, papá.”
31 de octubre, 2017
Antes de empezar a ascender en la escala administrativa de la Fundación, Edgar Holman había sido un agente de campo, y uno decente. Por esta razón, le había resultado especialmente fácil colarse en el laboratorio de Conwell y quitar una cantidad suficiente de polvo azul eléctrico de cada una de las muestras preparadas. Por otra parte, él era el Director del Sitio, y tenía acceso a la mayor parte de las instalaciones. Tal vez sus habilidades de espionaje no eran tan agudas como recordaba. En cualquier caso, tomó nota mentalmente de que debía proponer mejoras en la seguridad de las instalaciones mientras se acomodaba en el sofá de su salón en la oscuridad.
Holman miró al otro lado de la habitación, en la repisa de la chimenea, hacia el sencillo bote de plata que había en su centro. Respiró profundamente, cerró los ojos e inhaló el polvo. Pasaron varios minutos en silencio. Miró al suelo y suspiró.
“¿Edgar?” Una voz familiar, pero distante, rompió el silencio.
Giró la cabeza y allí estaba ella. Estaba descalza y llevaba un vestido sencillo, con toda su forma coloreada en sepia. Llevaba el pelo recogido en una coleta como solía llevar en vida, pero sus ojos seguían teniendo el aspecto hundido que habían adquirido cerca del final. Edgar se quedó con la boca abierta durante unos instantes.
“Ho… Hola, Rita” tartamudeó finalmente Edgar, y se puso en pie. “Fe… Feliz cumpleaños…”
Los labios de su esposa se convirtieron en una sonrisa melancólica.
“Feliz Halloween,” respondió ella. “Espero que no hayas tenido que pedir demasiados favores para tener el día libre.”
“En absoluto. Me rogaron que me mantuviera alejado.”
Ella sonrió y él sintió que hacía lo mismo. Edgar observó como ella lo miraba de arriba a abajo.
“Pareces un muerto, cariño” exclamó finalmente.
Edgar soltó una cansada carcajada y cruzó rápidamente la habitación, extendiendo los brazos e intentando envolver a Rita en un abrazo de oso, para que finalmente sus brazos se cerraran en torno a si mismo, y todo su cuerpo se enfundara en frío.
Miró brevemente a su alrededor confundido, su mujer estaba de pie al otro lado de la habitación.
“Creo que esto es un trato del tipo ‘se mira pero no se toca’, Ed” respondió con el ceño fruncido. “Lo siento…”
Holman soltó una risita y suspiró.
“Bueno, caramba,” dijo. “Ahí van mis planes de llevar esto al dormitorio.”
Rita soltó una risita.
“Te he echado tanto de menos…” Dijo Holman, su sonrisa cansada se convirtió en un ceño fruncido mientras se hundía en una silla cercana.
“Yo también te echo de menos” respondió ella y se sentó en el brazo de la silla. Colocó su mano cerca, lo suficientemente cerca como para que él pudiera sentir la frialdad de su piel, pero sin llegar a tocarla. Los dos se miraron durante unos segundos en silencio.
“¿Cómo están los niños?” preguntó finalmente.
“Bastante bien, supongo. Ted y Karen están ocupados con los gemelos. Linda… realmente no me ha hablado desde que te fuiste.”
Rita miró hacia abajo y frunció el ceño.
“¿Por qué?”
“Cuando te fuiste… me quedé atrapado en el trabajo durante horas antes de poder llegar a casa. Supongo que eso le pareció la gota que rebosó el vaso. Que me importaba más el trabajo que tú.”
“Ah… Sí… eso lo haría.”
Holman cerró los ojos y se dio la vuelta.
“¿Piensas en ello?”
Rita se encogió de hombros.
“A veces, ciertamente. Otras no tanto.”
Levantó una ceja mientras Holman daba un suspiro de alivio.
“Eso te pesa mucho, ¿eh?” Preguntó Rita.
Él asintió con la cabeza.
“Bueno…” dijo ella. “Ahora estás aquí. Eso es suficiente para mí.”
“Gracias,” sonrió Holman, con lágrimas en los ojos. Rita se agachó y le dio un beso en la mejilla, la frialdad lo envolvió de nuevo mientras se desvanecía y aparecía al otro lado de la habitación. Allí se miró en un espejo. Frunció el ceño, inspeccionando sus rasgos, y luego esbozó una sonrisa divertida.
“Retiro lo que dije antes,” dijo. “Yo soy la que parece un muerto. ¿Cómo es que estoy aquí? ¿Has hecho alguna gilipollez de Orfeo?"
“Es una forma de decirlo,” respondió. “Cogí algo. Es temporal. Con el tiempo se desvanecerá.”
“Probablemente sea lo mejor,” suspiró Rita. “Los muertos tienen que permanecer muertos después de todo…”
“Pero no tienen por qué…” sonrió Holman. “No tienen por qué hacerlo. Aunque no pueda tocarte, es mejor que nada. Este último año ha sido tan doloroso…”
“Ese dolor acaba desapareciendo,” interrumpió Rita. “Esto es como arrancarse una costra. Si sigues haciéndolo, no te curas, o peor, creas una infección. No te hagas eso.”
Holman cerró los ojos y miró hacia abajo. Pudo sentir que Rita volvía a sentarse en el brazo de la silla.
“Cariño, todo lo que creas que necesitas que te perdone, está perdonado. Pero por favor… no.”
Holman asintió y levantó la vista, con los ojos enrojecidos por las lágrimas secas.
“Tengo que decir que pensé que estarías un poco más extasiada con todo esto…” Dijo soltando una risa triste.
“La vida está llena de sorpresas.”
“Y tanto que sí.”
“Te quiero, cariño.”
“Yo también te quiero.”
Los efectos de los polvos duraron toda la noche. Al final, los dos se sentaron en el salón de su casa, viendo salir el sol. Ella se mantuvo lo suficientemente cerca como para que él pudiera sentir su frío. Finalmente, el frío empezó a desaparecer. Él se volvió y la miró. Poco a poco, su forma se desvanecía. Ella le dedicó una cálida sonrisa y desapareció. Edgar Holman estaba de nuevo solo.
1 de noviembre, 2017
El director Holman estaba sentado en el despacho de la agente Merlo, terminando una reunión sobre las últimas hazañas del DM Gamma-13. Aunque mantenía la sonrisa y el contacto visual, la cabeza le latía con un dolor tan fuerte que hacía olvidar la peor resaca. Una vez concluida la reunión, su plan era sentarse en su despacho, idealmente sin ser molestado, durante el resto del día. Dio un sutil suspiro de alivio cuando Merlo le entregó la carpeta con todos los informes recientes y comenzó a dirigirse a la salida.
“Ah, por cierto,” dijo Merlo tras él cuando llegó a la puerta. “Conwell vino esta mañana. Me enseñó un poco de las cintas de seguridad, de ayer, de su laboratorio. Creo que querrás verlo.”
Holman se quedó helado. Merlo mantuvo una sonrisa divertida mientras sacaba una pequeña cámara de su escritorio y la ponía a funcionar. La imagen de Holman quitando parte del polvo del laboratorio de Conwell apareció en la pantalla.
“Escondía una cámara personal ahí dentro…” comentó Holman con un suspiro.
“Y tanto que sí,” dijo Merlo entre risas. “Al parecer, uno de los otros investigadores del equipo de Anómalos perdió a alguien recientemente. Conwell temía que se llevaran algo del ‘Polvo de la sesión’. No esperaba encontrarte con la mano en el tarro de las galletas.”
“¿Y qué va a pasar ahora?”
Merlo se encogió de hombros.
“Honestamente, eso depende de ti, Ed. Soy la única a la que Conwell se lo ha dicho, hasta ahora. Es curioso. No está seguro de si se trata de una prueba de ética, o de si podrías hacer que lo mataran para cubrir tus huellas…”
“¿Qué vas a hacer tu, Sasha?” interrumpió. Merlo frunció el ceño.
“¿Vas a intentar hacer esta mierda otra vez si tienes la oportunidad?”
Holman negó con la cabeza.
“Rita me hizo prometer que no lo haría, además no es que pudiera conseguir más aunque estuviera interesado.”
“¿Obtuviste las respuestas que buscabas?”
“Algunas de ellas, sí” respondió Holman tras una pausa. “Aunque, para ser sincero, no estoy muy seguro de qué preguntas quería que me respondieran.”
“Entonces, ¿valió la pena?”
“Me gusta pensar que sí.”
“Me parece justo,” dijo Merlo, riéndose. “Bueno, ahí van tus posibilidades de alcanzar el nivel 5 de autorización.”
“Ya me cuesta bastante mantener la cordura gestionando un solo Sitio,” respondió Holman con una sonrisa cansada. “No quiero tener que ocuparme de todos los demás.”
Merlo asintió en señal de aprobación. A continuación, borró en silencio el archivo de vídeo de la cámara de Conwell e hizo un gesto de cerrar el labio.
“Hablaré con Conwell. Para ponernos de acuerdo,” sonrió.
“Entonces, ¿eso es todo?” preguntó Holman.
“Eso es todo.”
Holman comenzó a dirigirse hacia la salida.
“¿Os reunís para Halloween en Secret Crest todos los años?” Preguntó, deteniéndose en el umbral.
“Claro que sí.”
“Cuenta conmigo para 2018,” dijo con una sonrisa, y salió al pasillo.